“Innovación en educación diabetológica: rompiendo paradigmas” será otro de los simposios del viernes 25 de octubre a realizarse en el Congreso Diabetes 2024
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La Dra. Laura Otiñano coordinará el simposio “Innovación en educación diabetológica: rompiendo paradigmas” junto con la Prof. Lic. Evangelina Sosa como Secretaria. La cita será el viernes 25 de octubre en el Gran Salón del Sol D+E de 9:00 a 11:00 h en el Congreso Diabetes 2024.
¿Cuándo educar? ¿Qué dicen las guías?
Dra. María Lidia Ruiz Morosini
La educación diabetológica para el automanejo (EDAM) demostró mejorar el control glucémico, reducir las complicaciones y disminuir la mortalidad. El concepto de empowerment en la educación estructurada incluye: identificación de las necesidades, exploración de aspectos psicosociales, definición de objetivos, planificación centrada en el apoyo de la toma de decisiones informada, comportamientos de autocuidado con resolución de problemas y evaluación de los resultados. Los programas educativos requieren de un currículum estructurado con objetivos de aprendizaje predefinidos, basados en evidencia científica actualizada y respaldados por una estrategia pedagógica participativa.
Las diferentes guías internacionales (ADA, IDF, ISPAD, SED, Canadiense y Australiana, entre otras) coinciden en que existen cuatro momentos clave en los que la intervención educativa comprobó ser más eficaz acorde al costo-efectividad demostrado por la evidencia según los criterios GRADE sobre el impacto: a) al diagnóstico de la enfermedad; b) en los controles anuales o cuando no se están cumpliendo los objetivos; c) cuando se enfrenta a un nuevo desafío (como la aparición de complicaciones o en embarazo); d) cuando existan cambios en la atención médica o en las diferentes etapas del ciclo vital.
La resolución 2820/2022 de la Ley 23753 basándose en la Guía de práctica clínica del Ministerio de Salud 2019 de nuestro país establece como objetivos de duración, número y periodicidad de la EDAM: inicial: 10 horas, en todas las personas con DM independientemente del tipo, preferentemente dentro del primer año del diagnóstico o en cualquier momento de evolución de la enfermedad en aquellas personas que no la hayan recibido.
Indica una distribución de 5 a 6 sesiones con una periodicidad semanal o quincenal, con un refuerzo de 2 horas/año a realizarse en las personas con DM que presenten tipo 1 o mal control metabólico o en quienes se realicen cambios en el tratamiento o cuando se producen transiciones en la vida, y también ante situaciones especiales donde pueden requerir mayor carga horaria inicial y de refuerzo como inicio de conteo de hidratos de carbono, utilización de infusor subcutáneo continuo de insulina, entre otras tecnologías.
Se recomienda un programa estandarizado, que contenga los siguientes temas en su estructura, basándose en los siete comportamientos del autocuidado de la Asociación Americana de Educadores en Diabetes: 1) alimentación saludable; 2) actividad física; 3) automonitoreo; 4) adherencia terapéutica; 5) resolución de problemas cotidianos; 6) enfrentamiento con actitud positiva; 7) reducción de riesgos para las complicaciones.
Se recomienda basar el proceso de apoyo al cambio conductual en el modelo transteórico de cambios conductuales, con un enfoque de equipo interdisciplinario que incluya intervenciones individuales y grupales.
“La educación diabetológica para el automanejo demostró mejorar el control glucémico, reducir las complicaciones y disminuir la mortalidad”, asegura la Dra. María Lidia Ruiz Morosini
¿Qué tenemos que cambiar para lograr mayor adherencia?
Lic. Iñaki Lorente
La persona con diabetes mellitus (DM) es el máximo responsable de la gestión de su enfermedad. El profesional de la salud puede acompañar y asesorar, pero no decidir por él o ella. Desde esta óptica, el objetivo es lograr que se comprometa con el autocuidado.
Existen muchas barreras que dificultan ese compromiso. Algunas de ellas son de carácter psicosocial. Mi propuesta es que el profesional las tenga en cuenta e intente reducir el impacto que tiene sobre la conducta de adherencia de los pacientes que trata. Nos referimos a barreras como: a) factores emocionales (distrés, depresión, ansiedad, etc.); b) factores motivacionales; c) sistema de creencias sobre la enfermedad; d) sentimiento de autoeficacia.
Conviene detectar en cada persona aquellas que frenan su adherencia y abordarlas si es posible o derivar a otros profesionales si no es el caso. Por ejemplo, respecto de los factores emocionales, la primera labor consistirá en la detección precoz, la valoración de la intensidad y la derivación a un profesional de la salud mental, si fuera inabordable en la consulta. Es imprescindible incluir en los protocolos de atención la evaluación mediante cuestionarios estandarizados sobre la gestión emocional del paciente.
Respecto de la motivación, mi propuesta pasa por invitar al profesional de la salud a profundizar sobre aspectos que influyen en la misma. Entender que no se puede inyectar, pero sí estimular. Asimismo, ser consciente de que es preciso que la persona crea que tiene una necesidad a cubrir, que opine, que depende de ella hacerlo, y que se sienta capaz de poder hacerlo. Solo conociendo en profundidad estas y otras características de la motivación, el profesional podrá orientar sus esfuerzos en la dirección adecuada. Indagar sobre cómo percibe la persona con DM su enfermedad permitirá desmentir, orientar y focalizar en aquellas creencias erróneas que dificultan la adherencia.
En relación a la autoeficacia, constatar cómo, en ocasiones, la persona se siente a merced de los caprichos de la DM. Sentir que posee herramientas para la autogestión ayuda a prevenir la pasividad y la desesperanza. Entre los recursos que pueden fortalecer la adhesión al tratamiento están la educación diabetológica constante y el establecimiento de un buen sistema de apoyo (incluidos los grupos de apoyo mutuo). También se impone la derivación temprana a un profesional de la salud mental que lo ayudará mediante técnicas de manejo del estrés, terapias cognitivo conductuales o con un abordaje psicoterápico en el caso que lo precise.
“La persona con diabetes es el máximo responsable de la gestión de su enfermedad, mientras que el profesional de la salud puede acompañar y asesorar, pero no decidir por él o ella”, argumenta el Lic. Iñaki Lorente
Educar en el uso de la tecnología para hacer diferencia
Dra. Gabriela Rovira
La educación en el uso de la tecnología en la gestión de la diabetes mellitus (DM) demostró ser un factor crucial para mejorar los resultados de salud. Las tecnologías avanzadas, como el monitoreo continuo de glucosa (MCG) y las aplicaciones móviles, ofrecen herramientas efectivas para el control glucémico, pero su impacto depende en gran medida de la adecuada educación de los pacientes.
El MCG ha revolucionado el manejo de la DM. Estudios como el de Martens et al. demostraron que los pacientes con DM2 que utilizan MCG junto con educación adecuada logran mejoras significativas en el control glucémico. De manera similar, Welsh et al. encontraron que el uso sostenido del MCG, junto con educación continuada, resultó en mejoras significativas y sostenidas en el control glucémico y una reducción en la hipoglucemia en adultos con DM1. Estos resultados subrayan la importancia de capacitar a los pacientes en el uso de estas tecnologías para maximizar sus beneficios.
La educación personalizada y el soporte continuo son esenciales para superar las barreras en la adopción de tecnología. Evaluaciones iniciales permiten adaptar los programas educativos a las necesidades individuales, mientras que el soporte continuo, a través de sesiones de seguimiento y grupos de apoyo, ayuda a mantener la motivación y la adherencia.
Las redes sociales y las plataformas digitales también juegan un papel crucial en la educación y el autocontrol de la DM. Según Gabarron et al., el uso de redes sociales para la educación en DM mejora la adherencia al tratamiento y los comportamientos de autocuidado. Amante et al. añadieron que el uso de redes sociales se asocia con un mayor apoyo social percibido y mejores comportamientos de autocontrol en adultos con DM. Estas plataformas promueven cambios positivos en la salud al proporcionar apoyo social y educativo.
En conclusión, educar en el uso de la tecnología es esencial para marcar una diferencia en la gestión de la DM. A través de la educación personalizada, el uso de recursos digitales y el apoyo continuo, los pacientes pueden aprovechar al máximo las tecnologías disponibles, y mejorar significativamente su control glucémico y su calidad de vida.
“Educar en el uso de la tecnología es esencial para marcar una diferencia en la gestión de la diabetes”, destaca la Dra. Gabriela Rovira
Congreso Diabetes 2024: educación
Referencia: 25º Congreso Argentino de Diabetes