Trabajo que analiza cómo la vitamina D, la microbiota y la epigenética influyen en el eje piel-hueso, y su papel en los trastornos cutáneos asociados a la osteoporosis
Lugones Editorial©
La creciente evidencia científica sugiere una fuerte interconexión entre las enfermedades inflamatorias de la piel y la osteoporosis (OP), una condición sistémica caracterizada por una disminución de la densidad ósea y la fragilidad estructural.
Estas condiciones parecen compartir mecanismos fisiopatológicos comunes, incluyendo la desregulación inmune, la inflamación crónica y la deficiencia de vitamina D, que desempeñan un papel crucial tanto en la salud de la piel como en los huesos. Además, los roles de la microbiota intestinal (GM) y la regulación epigenética a través de microARN (miARN) emergen como elementos clave que influyen en la progresión de ambas afecciones.
En este sentido, los autores se propusieron examinar el eje piel-hueso, explorando cómo factores como la vitamina D, la GM y los miARN interactúan en una sutil interacción fisiopatológica que impulsa la inflamación de la piel y las alteraciones óseas inmunometabólicas.

Se destaca la necesidad de enfoques multidisciplinarios en el manejo clínico de afecciones relacionadas con el eje piel-hueso
Enfermedades crónicas inflamatorias y autoinmunes de la piel
Papel de la vitamina D
La vitamina D actúa como modulador inmunológico y antiinflamatorio, con efectos sobre la diferenciación de queratinocitos, la integridad de la barrera cutánea y la regulación de citoquinas.
- En psoriasis, niveles bajos de 25(OH)D se asocian con mayor gravedad; la suplementación y los análogos tópicos (calcipotriol, tacalcitol) mejoran la hiperproliferación y la inflamación Th17.
- En dermatitis atópica, la deficiencia de vitamina D se relaciona con mayor prevalencia y gravedad, modulando respuestas Th1/Th2, fortaleciendo la barrera y reduciendo colonización por S. aureus; la suplementación y la fototerapia son beneficiosas.
- En vitiligo, la vitamina D protege melanocitos frente a la autoinmunidad y el estrés oxidativo, favorece la melanogénesis y la repigmentación.
- En alopecia areata, preserva el privilegio inmune del folículo piloso, reduce la activación de células T CD8+ y la señalización JAK/STAT; los análogos tópicos han mostrado eficacia.
- En pénfigo vulgar y otras enfermedades ampollosas, la hipovitaminosis D se vincula con mayor gravedad, probablemente por disfunción de Treg y exceso de respuesta Th1/Th17.

La evidencia sugiere que los pacientes con enfermedades cutáneas inflamatorias exhiben un mayor riesgo de sufrir comorbilidades óseas, incluida la osteoporosis
Papel de la microbiota intestinal
El eje intestino-piel vincula disbiosis intestinal con inflamación sistémica y cutánea.
- En psoriasis, la permeabilidad intestinal aumentada permite el paso de antígenos y LPS, activando células Th17 e IL-17/23, con menor presencia de bacterias productoras de butirato. Probióticos (Lactobacillus, Bifidobacterium) han mostrado reducción del PASI. En dermatitis atópica, la pérdida de diversidad y la reducción de Lactobacillus/Bifidobacterium favorecen la desregulación Th2; probióticos y simbióticos han mostrado beneficios variables en niños.
- En vitiligo, la disbiosis (disminución de Bacteroidetes, Lachnospiraceae) favorece estrés oxidativo y pérdida de melanocitos.
- En alopecia areata, la microbiota intestinal alterada se relaciona con vías inflamatorias comunes a EII; se ha descrito mejoría con probióticos o trasplantes fecales.
- En pénfigo bulloso, se observa disbiosis marcada y disminución de Faecalibacterium prausnitzii, con sobreexpresión de vías relacionadas con GABA y putrescina, lo que podría vincularse con la actividad de la enfermedad.
Papel de los microARN (miARN)
Los miARN regulan la proliferación de queratinocitos, la diferenciación epidérmica y la inflamación, actuando como potenciales biomarcadores y blancos terapéuticos.
- En psoriasis, miR-99a y miR-125a reducen la hiperproliferación; miR-146a modula la señalización NF-κB y reduce la inflamación.
- En dermatitis atópica, miR-124 y miR-10a-5p modulan vías inflamatorias asociadas a NF-κB y a la proliferación queratinocitaria. Estudios en modelos animales y celulares demuestran que la manipulación de miARN puede normalizar la respuesta inmune y la proliferación cutánea, aunque aún persisten desafíos técnicos en su administración dirigida.

Representación del papel etiopatógeno clave desempeñado por la interacción entre la deficiencia de vitamina D, la disbiosis intestinal y la desregulación de miARN en el inicio de los principales trastornos inflamatorios y/o autoinmunes crónicos de la piel.
Osteoporosis
Papel de la vitamina D
La vitamina D es clave para la absorción intestinal de calcio y fósforo, y para la regulación de la mineralización ósea, además de ejercer funciones inmunorreguladoras. La osteoinmunología describe cómo citoquinas y células inmunes regulan la formación y resorción ósea. Un exceso de citoquinas proinflamatorias como RANKL, IL-1β, IL-17 y TNF-α favorece la osteoclastogénesis. La señalización de P2X7/NLRP3 y la activación de NF-κB y NFATc1 son centrales en la pérdida ósea inmunomediada.
El calcitriol (1,25[OH]₂D₃) inhibe NF-κB y reduce citoquinas proinflamatorias, además de potenciar citoquinas osteoprotectoras mediante Tregs y Th2, promoviendo así la densidad mineral ósea y protegiendo contra la inflamación asociada al envejecimiento.

La vitamina D es clave para la absorción intestinal de calcio y fósforo, y para la regulación de la mineralización ósea
Papel de la microbiota intestinal
La disbiosis intestinal contribuye a la OP alterando la absorción de calcio y vitamina D, modulando la inflamación y afectando la homeostasis inmune ósea. La deficiencia de estrógenos y la disbiosis interactúan, aumentando la actividad osteoclástica.
Los SCFA derivados de la fermentación bacteriana, como butirato y propionato, promueven Tregs, inhiben osteoclastogénesis y favorecen osteoblastogénesis, demostrando un papel osteoprotector de géneros como Lactobacillus y Bifidobacterium. Estudios de aleatorización mendeliana confirman asociaciones causales entre taxones específicos (p. ej., Pasteurellaceae aumenta el riesgo de OP; Oxalobacteraceae lo reduce).
Papel de los miRNA
Los miRNA regulan la expresión génica implicada en la diferenciación y función de osteoblastos, osteoclastos y osteocitos, modulando la inflamación y el estrés oxidativo. Algunos miRNA promueven la osteoclastogénesis (miR-705, miR-182, miR-128, miR-141, miR-320a) y otros tienen efecto protector promoviendo osteogénesis (miR-1224-5p, miR-146a, miR-4732-5p).
La formación de microvasos óseos tipo H, crucial para el acoplamiento osteogénesis-angiogénesis, también está regulada por miRNA específicos. Además, la microbiota intestinal puede modular la expresión de miRNA osteoprotectores o pro-resorción a través de vesículas extracelulares, creando un eje microbiota-hueso clave en la fisiopatología de la OP.

Representación de la influencia etiopatógena en la osteoporosis impulsada por la interacción entre la deficiencia de vitamina D, la disbiosis intestinal y la desregulación del miARN
De la piel al hueso
La osteoporosis (OP) se relaciona estrechamente con enfermedades inflamatorias crónicas o autoinmunes de la piel debido a la inflamación crónica compartida y al uso de tratamientos sistémicos como glucocorticoides e inmunosupresores, que aumentan el riesgo óseo.
Citocinas proinflamatorias derivadas de la piel, como TNF-α, IL-6 e IL-17, promueven la osteoclastogénesis mediante RANKL, M-CSF y vías NF-κB, mientras que la oncostatina M (OSM) puede tener efectos duales sobre el hueso.
Los fármacos usados en dermatología pueden afectar negativamente el hueso: metotrexato inhibe osteoblastogénesis y ciclosporina A induce pérdida ósea trabecular; por el contrario, fototerapia y anticuerpos anti-IL-17 son potencialmente protectores. La interacción IL-33/vitamina D regula la homeostasis cutánea y ósea; en contexto inflamatorio, este eje puede volverse pro-osteoclastogénico.

La osteoporosis se relaciona estrechamente con enfermedades inflamatorias crónicas o autoinmunes de la piel
Otras enfermedades cutáneas asociadas a OP incluyen urticaria espontánea crónica, eczema atópico, vitiligo, enfermedades ampollosas y dermatitis seborreica, ya sea por inflamación crónica, déficit nutricional, tratamiento inmunosupresor o deficiencia de vitamina D.
Existen vínculos entre envejecimiento cutáneo y pérdida ósea, con parámetros dérmicos (grosor, elasticidad, colágeno) reflejando la salud ósea. La cistatina-A, producida por queratinocitos, regula la diferenciación osteoblástica y osteoclástica; su pérdida en la piel envejecida contribuye a la OP, mientras que la estimulación epidérmica de cistatina-A (ej. con calcipotriol) protege el hueso.
En conjunto, inflamación, deficiencia de vitamina D, envejecimiento cutáneo y terapias sistémicas forman un eje piel-hueso que explica la alta comorbilidad entre trastornos cutáneos crónicos y osteoporosis.
Del hueso a la piel: una dicotomía emergente
El eje piel-hueso es bidireccional: además de la influencia de la piel sobre el hueso, el hueso también regula la salud cutánea mediante osteocinas de origen osteoblástico como osteocalcina (OCN), FGF23 y lipocalina-2 (LCN-2). Estas hormonas óseas modulan la inflamación, la apoptosis y la función de barrera de la piel, contribuyendo a su homeostasis.
Los niveles séricos de estas osteocinas se correlacionan con enfermedades inflamatorias cutáneas como la psoriasis y disminuyen con el envejecimiento, lo que sugiere que la pérdida de función ósea podría favorecer la aparición de trastornos inflamatorios de la piel. Así, el hueso envejecido ejerce una influencia fisiopatológica directa sobre la piel, cerrando el ciclo del eje piel-hueso.

Representación de las interacciones fisiopatológicas bidireccionales entre las enfermedades crónicas autoinmunes/inflamatorias de la piel y la osteoporosis dentro del eje piel-hueso
Conclusiones
La piel y el hueso, aunque órganos distintos anatómicamente, comparten mecanismos inmunoendocrinos y citomoleculares que regulan su salud de manera bidireccional.
La inflamación crónica de bajo grado, el envejecimiento, la deficiencia de vitamina D, la disbiosis intestinal y la desregulación de miARN son factores centrales que afectan simultáneamente piel y hueso, alterando la homeostasis inmune y el equilibrio redox.
En enfermedades como psoriasis, vitiligo, artritis eosinofílica y osteoporosis, estas alteraciones generan un círculo vicioso de inflamación, estrés oxidativo y osteoclastogénesis, mientras que la microbiota intestinal y las osteocinas modulan procesos antiinflamatorios y osteoprotectores.
La evidencia sugiere que estrategias terapéuticas combinadas -vitamina D, manipulación de la microbiota y moduladores de miARN- podrían prevenir o tratar estas comorbilidades.
Se enfatiza la necesidad de un enfoque multidisciplinario, con monitoreo clínico, bioquímico y de densidad ósea, y estudios que integren la dermatología, ortopedia, inmunología y gastroenterología para optimizar el diagnóstico, la estratificación del riesgo y las terapias dirigidas en el eje piel-hueso.

Se sugiere que la pérdida de la función ósea podría favorecer la aparición de trastornos inflamatorios de la piel
Piel y osteoporosis
Fuente
Papa V, Li Pomi F, Minciullo PL, et al. Skin disorders and osteoporosis: unraveling the interplay between vitamin D, microbiota, and epigenetics within the skin–bone axis. Int. J Mol Sci 2025;26(1).