Los alimentos funcionales brindan beneficios adicionales a la salud y su desarrollo abre grandes posibilidades para mejorar la calidad de vida
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
El concepto de alimento funcional surgió hace poco, en la década de 1980, en Japón, y posteriormente se amplió a los Estados Unidos y Europa. Estos alimentos aún no constituyen una entidad única, bien definida y correctamente caracterizada. “Se diferencian de un alimento común porque, además de nutrir (función propia del alimento), brindan algún efecto adicional beneficioso para la salud, reducen riesgos o ambas cosas1”, explica María Flor Feuermann, Licenciada en Nutrición y Mágister en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud.
Se diferencian de un alimento común porque, además de nutrir, brindan un efecto adicional beneficioso, reducen riesgos o ambas cosas
Acerca del concepto
Hasta el momento no existe una definición unívoca de lo que es un alimento funcional; se trata de una interpretación industria-academia1. “Se conocen como alimentos no procesados aquellos a los que se les mejoran las propiedades nutricionales por medio del cultivo (manzana), e industrializados a los que se les añaden sustancias funcionales (yogur con probióticos) o se les elimina algún componente para reducir futuros efectos adversos (leche descremada)2”, aclara la especialista.
Esto lleva a una superposición de conceptos, entre alimentos funcionales, fortificados (donde la proporción de nutrientes naturales está significativamente aumentada) y enriquecidos (a los que se han añadido nutrientes). “En el primer caso, la decisión es de la empresa alimenticia que produce el alimento (yogur Ser calci+) y, en el segundo, el agregado se establece por ley debido a una carencia colectiva y como medio para contrarrestarlo (sal de mesa yodada, harina de trigo con hierro, ácido fólico, tiamina, riboflavina y niacina, leche de vaca entregada en los programas alimentarios)2”.
Asimismo, los productos alimenticios llamados probióticos y prebióticos son categorías de productos alimenticios muy bien definidas, que ya tienen su regulación en el Código Alimentario Argentino (CAA), y se ubican dentro de la categoría de alimentos funcionales.
“A los primeros se les agregan bacterias vivas capaces de competir con las bacterias patógenas del intestino para producir una proliferación de flora beneficiosa. En cambio, a los prebióticos se les añaden fibras (sustancias vegetales no digeribles y fermentables) que forman parte de la alimentación de las bacterias benéficas del intestino y contribuyen así a mejorar el sistema inmunológico. Por último, los alimentos simbióticos, tienen ambas cosas (probióticos y prebióticos) como el caso de la leche Sancor Bio® que contiene L.casei (bacterias) y fructanos (fibras)2”.
Entre sus beneficios, favorecen el rendimiento cognitivo y mental
Beneficios para la salud
La ciencia de los alimentos funcionales se basa en la forma en que los nutrientes específicos y los componentes alimentarios afectan positivamente a las funciones selectivas (respuestas biológicas) del organismo1. En este sentido, favorecen:
- El crecimiento y desarrollo en la primera infancia
- La regulación de los procesos metabólicos básicos.
- La defensa contra el estrés oxidativo.
- La fisiología cardiovascular y gastrointestinal.
- El rendimiento cognitivo y mental, incluidos el estado de ánimo y la rapidez de reacción.
- El rendimiento y mejora del estado físico.
El desarrollo de los alimentos funcionales abre grandes posibilidades para mejorar la salud y la calidad de vida de muchas personas. Por lo tanto, resulta fundamental que las pruebas científicas relacionadas con estos productos estén correctamente fundamentadas antes de comunicar a la población sus potenciales beneficios para la salud, ya que de esta manera se asegurará la credibilidad de las propiedades alegadas1.
“Por ende, la colaboración entre las diversas disciplinas implicadas en la ciencia de los alimentos y la nutrición es clave para generar innovaciones exitosas y creíbles en el desarrollo de los alimentos funcionales1. Los/as licenciados/as en Nutrición fuimos los primeros que aplaudimos el surgimiento de estos alimentos porque las recomendaciones nutricionales (por ejemplo, 1.000 mg de calcio al día), al priorizar lo biológico sobre lo social, son difíciles de mantener, y entonces estos alimentos podrían mejorar la salud y la nutrición al insertarse dentro de la vida y la alimentación cotidiana de la gente”, reflexiona la Lic. Feuermann.
Su desarrollo abre grandes posibilidades para mejorar la salud y la calidad de vida de muchas personas
Bibliografía consultada
1. Ashwell M, International Life Sciences Institute. Conceptos sobre los alimentos funcionales [Internet]. Brussels: ILSI Europe; 2004 [citado 4 de diciembre de 2021]. Disponible en: http://www.argenbio.org/adc/uploads/pdf/alimentosfuncionalesiLSI.pdf
2. Aguirre P. Alimentos funcionales entre las nuevas y viejas corporalidades. AIBR Rev Antropol Iberoam [Internet]. 1 de enero de 2019 [citado 4 de diciembre de 2021];14(01). Disponible en: https://www.aibr.org/antropologia/netesp/numeros/1401/140106.pdf