Mediante sanos cuidados y hábitos alimentarios, los jóvenes con diabetes pueden desarrollar una vida normal
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial, Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Mientras Ignacio espera en el consultorio médico, mueve incesantemente sus dedos y dispara varios mensajes de texto a todos sus contactos para invitarlos a la fiesta del sábado por la noche. Luego de 15 minutos lo llama su doctor, que lo atiende desde que nació. Luego de chequear los resultados de sus análisis, Ignacio recibe una noticia que lo paraliza: “Nacho, sos diabético”.
Esta escena que resulta desagradable para cualquier paciente, lo es aún más para un adolescente. “En Argentina, entre los niños y adolescentes de 3 a 20 años, se estima que 1 de cada 1.000 tiene diabetes tipo 1”, comenta la Dra. Carolina Gómez Martín, Médica especializada en Diabetes, CoDirectora en Cendia, y agrega que: “El 7% de los adultos mayores de 20 años padece diabetes y de ellos el 10% es joven tipo 1”.
Pueden comer lo mismo que sus amigos si antes miden su glucemia y aplican la cantidad de insulina necesaria
Vida normal
La diabetes es una enfermedad crónica que requiere una participación muy activa por parte del paciente, quien debe involucrarse en su control y tratamiento. Entre sus tareas se encuentran: efectuar controles de glucemia tres a cinco veces por día (principalmente antes de las comidas, antes y/o después de la actividad física y antes de acostarse) y aplicarse la insulina necesaria para nivelar los valores de glucemia con el fin de suplantar el trabajo que el páncreas enfermo no puede realizar.
Cabe señalar que un joven con diabetes adecuadamente controlada puede realizar sin problemas las actividades de la vida diaria y social como trabajar, estudiar, salir con amigos o ir a fiestas, sin olvidarse de su diabetes, pero tampoco sin obsesionarse con ella. “Con solo medir la glucemia antes de las comidas y aplicar la insulina necesaria en cada ocasión ya es suficiente. No existe actividad deportiva que esté prohibida para el joven diabético porque, si su diabetes está bien controlada y está adecuadamente asesorado por su equipo de salud y el profesor de educación física, puede hacer de todo”.
La alimentación cumple un rol fundamental en la vida del paciente diabético. Debe ser sana, equilibrada y con los requerimientos básicos de hidratos de carbono, proteínas y grasas, así como también de componentes que actúan como reguladores del metabolismo (agua, vitaminas y minerales). En este sentido, ya no se emplean “dietas” estrictas y rígidas, sino que se acondiciona un plan de alimentación variado que permite incorporar todo tipo de alimentos equilibradamente (verduras, frutas, carnes y harinas) a la vez que elimina el concepto de “alimentos prohibidos”.
El concepto fundamental en el tratamiento de la diabetes es la educación diabetológica
Pilares y recomendaciones
Los jóvenes con diabetes pueden desarrollar una vida normal mediante la incorporación de ciertos cuidados y hábitos saludables. El tratamiento posee cuatro pilares fundamentales:
- Un plan de alimentación sana.
- Actividad física adecuada a los gustos y necesidades de cada joven.
- Aplicación de insulina.
- Control de la glucemia (automonitoreo).
“El concepto fundamental en el tratamiento de la diabetes es la educación diabetológica que permitirá incorporar los conocimientos necesarios para integrar todos los aspectos del tratamiento y adaptarlos al ritmo y estilo de vida de cada joven. Por ejemplo, en una salida, podrá comer lo mismo que sus amigos (por ejemplo, pizza), si previamente mide su glucemia y aplica la cantidad de insulina necesaria para esa comida. Cuanto más conozca sobre su enfermedad, mayor flexibilidad tendrá en el tratamiento”, aconseja la entrevistada.
Además de estos cuatro aspectos básicos, los cuidados para prevenir las complicaciones de la diabetes incluyen:
- Un peso saludable. Esto indica que la diabetes está bien controlada dado que un peso muy bajo es consecuencia de glucemias muy altas y, en el otro extremo, el sobrepeso u obesidad dificultan el tratamiento y pueden generar complicaciones.
- Control de pies. Es fundamental evitar todo tipo de lesiones y, en caso de producirse, tratarlas precozmente.
- Control cada tres meses de hemoglobina glicosilada (representa un “promedio” de las glucemias de los tres últimos meses) y cada seis meses de colesterol, triglicéridos y función renal.
- Control anual con fondo de ojo y microalbuminuria para detectar precozmente alteraciones en la vista y el riñón respectivamente.
Los plazos de estos controles pueden variar según las necesidades de cada paciente.
Los adolescentes y jóvenes no están solos sino rodeados por su familia y su equipo de profesionales (médico diabetólogo, nutricionista, psicólogo) que los apoyan y ayudan para conocer a la diabetes y a su propio cuerpo. “El tratamiento también debe completarse con un proceso de aprendizaje que incluya amor y cuidado sin sobreexigencia. Todo esto puede parecer complicado al principio, pero de a poco incorporan los nuevos hábitos y pasan a formar parte de sus vidas”, concluye la Dra. Gómez Martín.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.