Congreso Diabetes 2024: voces en pediatría

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En “4 voces en 10 minutos: Particularidades en el tratamiento de la diabetes tipo 1 en pediatría”, se abordarán diferentes perspectivas en torno a esta enfermedad, en el Congreso Diabetes 2024

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La Dra. Mariana Prieto coordinará “4 voces en 10 minutos: Particularidades en el tratamiento de la diabetes tipo 1 en pediatría” que se realizará el viernes 25 de octubre, de 16:30 a 17:30 h, en el Gran Salón del Sol C, en el marco del Congreso Argentino de Diabetes.

Alternativas nutricionales en diabetes mellitus tipo 1 con obesidad

Lic. Natalia Presner

La obesidad constituye un factor de riesgo para la diabetes mellitus (DM) autoinmune, y se vincula con la presentación clínica temprana en pacientes predispuestos. Por lo tanto, la reducción de la incidencia de DM1 debería considerarse como beneficio adicional de la prevención de la obesidad en la niñez.

La prevalencia de obesidad en niños y adolescentes está aumentando globalmente y las personas con DM1 no son ajenas a dicho incremento. La causa del exceso de peso se ha atribuido a la insulinoterapia intensificada con libertad dietaria, en la que los pacientes determinan su bolo de insulina prandial según la cantidad de hidratos de carbono (HC) a consumir, enfocándose más en la cantidad que en la calidad, llevando a que desarrollen pobres hábitos dietarios. A esto se suma el incremento del riesgo de hipoglucemia, que conduce a una ingesta excesiva de HC simples, y una reducción de la actividad física por temor a las hipoglucemias. 

De cualquier manera, hay estudios que demostraron que existen otros factores complejos que pueden ser causa del exceso de peso en esta población: genéticos, epigenéticos, el microbioma intestinal, parámetros psicosociales y de comportamiento, junto con un estilo de vida moderno, caracterizado por patrones alimentarios poco saludables, falta de sueño e inactividad física.

El sobrepeso u obesidad en una persona con DM1 altera no solo el control metabólico (por incremento de la insulinorresistencia, la demanda de insulina, la variabilidad glucémica), sino también el riesgo de complicaciones microvasculares. Entonces, el manejo del peso constituye un componente esencial del cuidado nutricional de estos pacientes.

La coexistencia de DM1 y obesidad impone desafíos clínicos en relación con el tratamiento. Hasta hoy no hay guías específicas estandarizadas establecidas para el manejo del peso en esta población. En cuanto a la prescripción nutricional, no hay una composición de macronutrientes ideal. Se demostró que asegurar la adherencia al plan alimentario tiene mayor impacto sobre la pérdida de peso; por lo tanto, el plan propuesto debe adaptarse a las características clínicas y preferencias de cada paciente y su familia, y debe ser planeado para facilitar la adherencia a largo plazo. 

Parecería que la mejor práctica clínica sigue siendo un programa estructurado a cargo de un equipo multidisciplinario, basado en educación terapéutica continua y cambios en el estilo de vida, en el cual se monitoree la ingesta de alimentos, la actividad física y se ejecute terapia cognitivo conductual. Es importante evitar las hipoglucemias y aplicar el conteo de HC y el manejo de comidas ricas en proteínas y grasas de la mano de educación alimentaria nutricional permanente.

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“La coexistencia de diabetes tipo 1 y obesidad impone desafíos clínicos en relación con el tratamiento”, asegura la Lic. Natalia Presner

Insulinización en preescolar

Dra. Marcela Raggio

Los niños preescolares con diabetes mellitus tipo 1 (DM1) constituyen un grupo vulnerable que requiere un seguimiento especializado. Los primeros 5 años de vida son críticos en el desarrollo cerebral y neurocognitivo; la evidencia señala que los extremos glucémicos (hiperglucemia crónica e hipoglucemia severa) y la variabilidad glucémica son deletéreos durante este período, causando alteraciones estructurales y funcionales a nivel cerebral. Alcanzar los objetivos de control glucémico precozmente en la evolución es un desafío, ya que un gran porcentaje de estos niños presenta formas graves de inicio (CAD) y la insulinización requiere ajustes de dosis con dispositivos adaptados a su tamaño corporal.

Existe evidencia de que los niños que inician su DM a edades tempranas presentan mayor mortalidad y riesgo cardiovascular, lo que ocasiona la pérdida de 15 años de vida en promedio. Implementar terapias intensificadas que permitan lograr objetivos lo antes posible disminuye el riesgo de complicaciones micro y macrovasculares, y también se relaciona con un mejor control glucémico a largo plazo.

Para el cuidado de estos niños es fundamental tener un plan de educación estructurado con pautas claras que orienten a las familias en las prioridades del tratamiento y en la importancia del logro de los objetivos precozmente. Es fundamental consensuar cuáles son los objetivos y la relevancia que presentan para que el niño crezca sano y logre alcanzar su potencial. 

Con la incorporación de la tecnología (monitoreo glucémico continuo [MGC], bombas de infusión, y sistemas integrados y automatizados) se ha observado en diferentes registros la mejoría del control glucémico con descenso de la HbA1c sin aumentar la incidencia de hipoglucemia severa en este grupo etario, sin embargo, estudios recientes muestran que menos de la mitad de los niños logra una HbA1c <7%.

Los niños preescolares presentan particularidades que es necesario tomar en cuenta al implementar la insulinoterapia, en general su apetito es irregular y son selectivos, lo que dificulta la insulinización prandial. Además, tienen mayor variabilidad en sus requerimientos de insulina y necesitan ajustes especiales. 

El ejercicio en general es espontáneo y frecuentemente sufren intercurrencias infecciosas que impactan en su perfil glucémico. Por lo tanto, contar con recursos tecnológicos como el MCG y la infusión automatizada de insulina, que facilitan la flexibilidad y el ajuste más dinámico de su tratamiento, son herramientas muy valiosas que deberían estar disponibles para todos los niños con DM1.

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“Implementar terapias intensificadas que permitan lograr objetivos lo antes posible disminuye el riesgo de complicaciones micro y macrovasculares”, aconseja la Dra. Marcela Raggio

Ejercicio en diabetes mellitus tipo 1 en pediatría

Dra. Daniela Rodríguez

El ejercicio físico constituye uno de los pilares fundamentales en el tratamiento de la diabetes mellitus (DM). Los niños, niñas y adolescentes (NNyA) que siguen guías de ejercicio tienen medidas más favorables de masa adiposa dado que favorece la salud mental, social, cardiometabólica y fitness, y se logra un mejor desarrollo cognitivo y patrones alimentarios saludables. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los NNyA de 5 a 17 años realicen al menos 60 minutos al día de actividad física (AF) de intensidad moderada a vigorosa, especialmente aeróbica, a lo largo de la semana. En tanto, la actividad aeróbica vigorosa de fortalecimiento muscular y óseo debería incorporase al menos tres veces a la semana y limitar el tiempo sedentario. 

Los NNyA con DM1 y DM2, por su condición, tienen menos fitness cardiorrespiratorio y menos niveles de AF que la población, siendo fundamental alentar a esta población a realizar AF y, de esta forma, mejorar el fitness cardiorrespiratorio. Es posible identificar barreras por las cuales tienden a realizar menos AF que sus pares, las principales son el miedo a la hipoglucemia y a perder el control de los niveles de glucemia, miedos que se repiten en distintos grupos etarios.

De acuerdo al tipo de ejercicio que se realizará -aeróbico, de alta intensidad o mixto- podría estimarse qué variación podría tener la glucemia, aunque hay que considerar muchos otros factores que la modifican. Teniendo en cuenta esto, se pueden dar recomendaciones de modificación de insulina de acuerdo al tipo de ejercicio, la duración y el horario con respecto a la comida, en relación tanto a la insulina basal como al bolo.

En los últimos años, con el avance de la tecnología (sobre todo en el monitoreo continuo de glucosa, ya sea en tiempo real o de escaneo intermitente) y la realización de guías y consensos mejoró la toma de decisión individual. Con estos ins-trumentos, sumada la experiencia que tenga la persona con el ejercicio y el riesgo de hipoglucemia, es posible establecer de forma más precisa el nivel mínimo óptimo para comenzar el ejercicio, y también en horas posteriores al mismo, ajustando el nivel de las alarmas para evitar o disminuir hipoglucemias.

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De acuerdo al tipo de ejercicio que se realizará, podría estimarse qué variación podría tener la glucemia, aunque hay que considerar muchos otros factores que la modifican”, explica la Dra. Daniela Rodríguez

Transición en diabetes mellitus tipo 1

Dra. María Eugenia Andrés

El pasaje de un paciente con enfermedades crónicas desde el sistema pediátrico al seguimiento como adulto es un proceso complejo y creciente. Los pacientes necesitan adquirir conocimientos y habilidades que aseguren la continuidad de su cuidado.

El período de transición se define como un proceso planificado, organizado, activo y multidisciplinario que abarca distintas necesidades médicas, psicosociales y educativas de la población adolescente, cuyo objetivo es la preparación de estos pacientes para responder y adaptarse a un sistema sanitario de adultos.

El objetivo primordial es conseguir la capacitación adecuada para el paso de la dependencia que caracteriza el período infantojuvenil a la autonomía de la vida adulta. Así, la “transición” debe ser un proceso dinámico que implique el paso de la vida escolar a la vida laboral, de la familia a la independencia en la vida social y del sistema de salud pediátrico al de adultos. 

El cambio de la Unidad de Diabetes Pediátrica (UDP) al seguimiento por la Unidad de Diabetes de Adultos (UDA) supone cambios bruscos que requieren preparación por parte de los pacientes, de sus familias y de los propios profesionales sanitarios. La transición a la UDA, cuando es deficiente y con ausencia de un sistema planificado, puede llevar tanto a una pérdida de seguimiento como a un empobrecimiento en los indicadores de salud, como son el deterioro del control glucémico, el incremento de las complicaciones agudas de la diabetes mellitus (DM) y una falta de detección precoz de las complicaciones crónicas que empiezan a manifestarse en estas edades.

En la actualidad, la transición a la UDA se reconoce como un componente clave del cuidado de los adolescentes con patología crónica, aunque existen aún pocos estudios de calidad sobre su contenido y la evaluación de su eficacia. La mayoría de los autores, así como diversas sociedades científicas, coincide en reconocer la necesidad de programas específicos, coordinados y estructurados que permitan llevar a cabo una transición adecuada de las unidades pediátricas a las de adultos.

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“La transición a la Unidad de Diabetes de Adultos se reconoce como un componente clave del cuidado de los adolescentes con patología crónica”, sostiene la Dra. María Eugenia Andrés

Referencia25º Congreso Argentino de Diabetes