Revisión que explora cómo el cambio climático influye en la incidencia del cáncer de piel, y detalla los mecanismos implicados, los grupos más vulnerables y las principales estrategias de mitigación
Lugones Editorial©
El cambio climático se ha convertido en un desafío central para la salud pública, con efectos crecientes sobre la incidencia de cáncer de piel. El aumento de las temperaturas, la mayor intensidad de radiación UV vinculada al agotamiento del ozono y los cambios en los patrones de conducta están impulsando un incremento global de casos.
Esta revisión examina cómo las variaciones en la radiación UV, los factores ambientales y ciertos comportamientos humanos -en un contexto atravesado por paradojas relacionadas con la recuperación del ozono y las desigualdades socioeconómicas- contribuyen a este fenómeno
El análisis destaca que estos efectos recaen con mayor fuerza sobre poblaciones vulnerables, como niños, adultos mayores y comunidades ubicadas en regiones de alto riesgo.
Asimismo, subraya la necesidad de fortalecer estrategias de salud pública: educación en fotoprotección, detección precoz y políticas climáticas coordinadas para mitigar la creciente carga del cáncer de piel asociada al cambio climático.

Se requiere una respuesta global coordinada al cambio climático y su impacto en el cáncer de piel, haciendo hincapié en la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento efectivo
Efectos del cambio climático
El cambio climático global, impulsado por actividades humanas, impacta la salud humana y los ecosistemas, incluyendo el aumento de cánceres prevenibles como melanoma y carcinomas de células basales y escamosas.
La exposición excesiva a radiación ultravioleta (UV) es el principal factor de riesgo, y el calentamiento global incrementa la radiación UV que llega a la superficie terrestre, elevando el riesgo de cáncer de piel, especialmente en regiones ecuatoriales y de gran altitud.
Los estudios epidemiológicos muestran un aumento de la incidencia de cáncer de piel en áreas con cambios climáticos pronunciados, como Escandinavia y el norte de Canadá, donde veranos más largos y olas de calor intensifican la exposición solar. El cambio climático también modifica comportamientos de exposición al aire libre, ampliando los riesgos.

El aumento de las temperaturas globales y la mayor intensidad de radiación UV están contribuyendo a un aumento significativo de los casos de cáncer de piel en todo el mundo
Efectos de los factores del cambio climático en el cáncer de piel
La UV induce daño directo al ADN mediante dímeros de ciclobutano pirimidina y 6–4 fotoproductos, generando mutaciones características de la firma UV (C → T, CC → TT) que afectan oncogenes y genes supresores de tumores.
Esto impulsa la carcinogénesis cutánea, principalmente en carcinoma de células basales (BCC), carcinoma de células escamosas (SCC) y melanoma. Mientras que el BCC crece lentamente y es localmente invasivo, el SCC tiene mayor potencial metastásico. El melanoma, aunque menos frecuente, causa la mayoría de la mortalidad por su agresividad y rápida propagación.
- Aumento de la radiación ultravioleta
El cambio climático no genera radiación UV, pero aumenta la exposición a través de condiciones atmosféricas más cálidas y veranos prolongados. Las temperaturas elevadas favorecen actividades al aire libre durante las horas de máxima radiación, prolongando la exposición.
La radiación UV también induce inmunosupresión local y sistémica, modulando citoquinas y células T reguladoras, reduciendo la capacidad de eliminar células dañadas. Esto, junto con mutaciones en genes como TP53 y PTCH1, promueve la proliferación celular descontrolada y la carcinogénesis.

Las temperaturas elevadas favorecen actividades al aire libre durante las horas de máxima radiación, prolongando la exposición.
- Agotamiento del ozono estratosférico
La recuperación del ozono puede retrasarse por cambios climáticos que alteran temperaturas estratosféricas y patrones de viento. Australia ejemplifica esta interacción, con la mayor prevalencia de cáncer de piel del mundo debido al agotamiento del ozono y factores geográficos.
- Calentamiento global y patrones alterados de radiación UV
El calentamiento global redistribuye la radiación UV geográficamente y prolonga los períodos de alta exposición. Las olas de calor y los veranos más largos aumentan la duración de la exposición, mientras que las islas de calor urbanas intensifican la radiación en ciudades. Además, las altas temperaturas potencian los efectos biológicos de la radiación UV, acelerando fotoenvejecimiento y aumentando la fotocarcinogénesis.

Las altas temperaturas potencian los efectos biológicos de la radiación UV, acelerando fotoenvejecimiento y aumentando la fotocarcinogénesis
- Cambio de la demografía y aumento de la migración
Los cambios climáticos inducen migraciones hacia regiones con mayor exposición UV. Migrantes de latitudes con baja radiación solar a zonas de alta intensidad UV enfrentan mayor riesgo de quemaduras y daño acumulativo, especialmente por falta de hábitos protectores, aumentando abruptamente la incidencia de cáncer de piel.
- Cambio climático y cambios de comportamiento
El cambio climático promueve más actividades al aire libre debido a temperaturas más altas y veranos prolongados. Esto aumenta la exposición a UV, particularmente en regiones tradicionalmente de bajo riesgo como Escandinavia o el norte de Canadá.
El turismo y la recreación en altitudes elevadas o superficies reflectantes incrementan el daño UV. Existe una paradoja conductual: el clima más agradable fomenta actividades al aire libre, pero al mismo tiempo eleva el riesgo de cáncer de piel, lo que requiere campañas de salud pública adaptadas para promover protección solar efectiva sin desalentar la actividad física.
- El complejo papel de la contaminación del aire
La contaminación del aire modula la exposición UV: algunas partículas dispersan radiación, reduciendo UV de superficie, mientras que contaminantes como carbono negro y ozono inducen estrés oxidativo e inflamación, dañando la piel y sinergizando con la radiación UV para aumentar el riesgo de cáncer cutáneo.
Los incendios forestales y las islas de calor urbanas intensifican esta doble exposición, lo que requiere estrategias de mitigación integradas.

Efectos de los factores del cambio climático en el cáncer de piel
Nuevos hallazgos sobre el vínculo entre el cambio climático y el cáncer de piel
El cambio climático amplifica la exposición a rayos UV, pero los avances recientes ofrecen estrategias innovadoras para prevención, detección y tratamiento del cáncer de piel.
- Tecnologías innovadoras de protección solar
Se desarrollan métodos avanzados para mejorar la fotoprotección, incluyendo protectores solares de próxima generación, ropa especializada y dispositivos de monitoreo.
- Protectores solares de próxima generación
Las formulaciones modernas ofrecen SPF 50+ de amplio espectro (UVA/UVB), durabilidad prolongada, resistencia al agua y fotoestabilidad hasta 8 horas. Incorporan filtros avanzados como Tinosorb S y Mexoryl XL, y antioxidantes (vitamina C, ácido ferúlico) para contrarrestar el estrés oxidativo, aumentando la eficacia en la prevención de daño cutáneo y cáncer de piel.

Las formulaciones modernas ofrecen SPF 50+ de amplio espectro, durabilidad prolongada, resistencia al agua y fotoestabilidad hasta 8 horas
- Textiles avanzados y sensores portátiles
Ropa con UPF >50 proporciona protección confiable sin químicos, mientras que sensores UV portátiles permiten monitoreo en tiempo real, alertando sobre sobreexposición y favoreciendo cambios conductuales informados. Ensayos clínicos muestran que el uso regular de protector solar de amplio espectro puede reducir el riesgo de SCC y melanoma, subrayando la importancia de estrategias integradas de fotoprotección.
- Inteligencia artificial y detección temprana
La IA y el aprendizaje automático permiten identificar lesiones malignas de manera más temprana y precisa, especialmente en zonas con acceso limitado a dermatólogos. Algoritmos predictivos combinan predisposición genética, estilo de vida y exposición ambiental para evaluar el riesgo de cáncer de piel, facilitando programas de detección personalizados y educación dirigida a poblaciones de alto riesgo.
- Opciones emergentes de tratamiento del cáncer de piel
La inmunoterapia, sobre todo los inhibidores de puntos de control, ha mejorado la supervivencia en melanoma avanzado. Las terapias dirigidas permiten atacar mutaciones específicas con mayor precisión que la quimioterapia convencional.
La terapia fotodinámica (PDT) promete tratar tanto tumores superficiales como más profundos, destruyendo selectivamente células malignas y preservando tejido sano.
Intervenciones para mitigar el impacto climático en el cáncer de piel
El cáncer de piel es en gran parte prevenible mediante medidas de seguridad solar, pero el cambio climático aumenta la exposición a UV, especialmente en regiones de alto riesgo y poblaciones vulnerables (niños, adultos mayores, migrantes y grupos socioeconómicamente desfavorecidos).
Estudios de caso, como Australia y países del norte de Europa, muestran que campañas de salud pública (protector solar, ropa protectora, sombra) reducen la incidencia de melanoma, aunque el calentamiento global y factores urbanos como las islas de calor y la contaminación agravan los riesgos.
Las intervenciones deben adaptarse a las particularidades regionales y socioeconómicas para mitigar la exposición a UV y prevenir la futura carga de cáncer de piel.

El cáncer de piel es en gran parte prevenible mediante medidas de seguridad solar, pero el cambio climático aumenta la exposición a UV
- Métodos para reducir la incidencia de cáncer de piel resultante del cambio climático
Abordar la influencia del cambio climático en el cáncer de piel requiere estrategias de prevención, políticas internacionales y avances en investigación y tratamiento.
- Campañas de salud pública y educación
Promover la protección solar mediante campañas educativas dirigidas a niños, adultos mayores y trabajadores al aire libre es esencial. El uso de protector solar, ropa protectora, sombra y la prevención del uso de camas de bronceado debe difundirse a través de medios masivos, escuelas, centros de salud y programas comunitarios.
- Acciones políticas y cooperación internacional
Políticas internacionales y nacionales que reduzcan emisiones de carbono, protejan la capa de ozono y mejoren el diseño urbano (sombra, techos verdes) ayudan a disminuir la exposición a UV. Programas subsidiados de prevención y servicios de detección temprana son cruciales, especialmente para poblaciones vulnerables y migrantes.
- Investigación e innovación en la detección y tratamiento del cáncer de piel
Avances en dermoscopia, aplicaciones de IA, exámenes de detección y terapias como inmunoterapia y tratamientos dirigidos mejoran el diagnóstico temprano y los resultados. Tecnologías preventivas como ropa con UPF y monitores UV portátiles potencian la protección solar y la reducción del riesgo.

Estrategias para reducir el riesgo de cáncer de piel impulsado por el cambio climático.
Conclusiones
El cambio climático incrementa la incidencia de cáncer de piel, incluso en regiones previamente de bajo riesgo, al elevar la exposición a la radiación UV y las temperaturas.
Los avances en diagnóstico, protección solar y tratamiento son valiosos, pero insuficientes por sí solos.
Se requieren estrategias integrales de salud pública, incluyendo educación sobre seguridad solar, acción climática y acceso a detección temprana.
La paradoja del clima atractivo que aumenta la exposición al sol subraya la necesidad de campañas efectivas. La colaboración entre autoridades sanitarias, responsables políticos e investigadores es crucial para proteger a las poblaciones vulnerables y reducir la carga global del cáncer de piel.

La paradoja del clima atractivo que aumenta la exposición al sol subraya la necesidad de campañas efectivas
Cáncer de piel y cambio climático
Fuente
Wang L, Chi Y, Li J, Yuan X. The impact of climate change on skin cancer incidence: mechanisms, vulnerabilities, and mitigation strategies. Front. Public Health 2025;13.








