Tabaco y piel

Lugones Editorial

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El consumo de tabaco se asocia con enfermedades cardiovasculares, bronquitis crónica y cáncer; además ejerce diversos efectos sobre la piel, la mayor parte de ellos nocivos

El consumo de tabaco constituye la principal causa evitable de enfermedad y muerte en el mundo occidental, y se relaciona directamente con enfermedades cardiovasculares, bronquitis crónica y numerosos procesos neoplásicos. 

También ejerce efectos nocivos sobre la piel y su consumo se asocia con diversas enfermedades dermatológicas como la psoriasis, la pustulosis palmoplantar, la hidrosadenitis supurativa, el lupus eritematoso sistémico y discoide, así como con procesos neoplásicos del labio, de la cavidad oral y de la región anogenital, entre otros. 

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El tabaco ejerce efectos nocivos sobre la piel y su consumo se asocia con diversas enfermedades dermatológicas como la psoriasis, la hidrosadenitis supurativa y el lupus eritematoso sistémico y discoide

Asimismo, el consumo de tabaco es también responsable directo de distintas dermatosis como la estomatitis nicotínica, la lengua negra vellosa, la enfermedad periodontal, así como de algunos tipos de urticaria y de dermatitis de contacto

Incluso pigmenta los dedos, uñas y dientes, disminuye gusto y del olfato, provoca halitosis e hipersalivación y adelanta la aparición de arrugas faciales.

Contexto

En todo el mundo unos 2 millones de personas mueren cada año debido al consumo de tabaco, la mitad de ellas antes de los 70 años. Los principales efectos del hábito de fumar ocurren sobre los tejidos y órganos directamente expuestos al humo, como las vías respiratorias. 

El humo del tabaco está constituido por una fase volátil o gaseosa y una fase sólida o de partículas. La fase gaseosa, con alrededor de 500 componentes, representa el 95% del peso. Por su parte, la fase de partículas representa el 5 % del peso, y está constituida por aproximadamente 3.500 componentes, el más importante de los cuales es el alcaloide nicotina. 

Estas sustancias son las responsables de la gran variedad de efectos tóxicos que ejerce el humo del tabaco sobre los distintos tejidos y órganos del cuerpo humano. Al centrarse en la piel, esta está expuesta al humo de los cigarrillos tanto de una forma directa, por el contacto con el humo ambiental, como indirecta, por la llegada vía sanguínea de las sustancias tóxicas procedentes del humo del tabaco inhalado. 

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La piel está expuesta tanto de forma directa, por el contacto con el humo ambiental, como indirecta, por la llegada vía sanguínea de las sustancias tóxicas procedentes del humo del tabaco inhalado

Tabaco y enfermedades dermatológicas

  • Psoriasis. El consumo de tabaco se asocia con un incremento del riesgo de aparición de psoriasis, especialmente de las formas pustulosas.
  • Pustulosis palmoplantar. Existen diversos estudios que encontraron una asociación significativa entre el desarrollo de la pustulosis palmoplantar (PPP) y el hábito de fumar. En el amplio estudio multicéntrico se halló que el 80% de los pacientes con PPP era fumador al inicio de la enfermedad, mientras que solo un 36% de los controles fumaba. 
  • Enfermedades ampollares autoinmunes. A pesar de que el penfigoide ampollar constituye la enfermedad ampollar autoinmune más frecuente, no se encontraron artículos que estudien su relación con el hábito de fumar. 
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Efectos del consumo de tabaco sobre algunas dermatosis

  • Cicatrización posquirúrgica. Los pacientes fumadores presentan un mayor número de complicaciones posquirúrgicas de la piel que los no fumadores, como el desarrollo de cicatrices menos estéticas, una mayor frecuencia de dehiscencia de la sutura, la pérdida del pelo en la zona de la intervención quirúrgica y una menor supervivencia de los colgajos e injertos de piel total, entre otras. 
  • Neoplasias cutáneas. La piel es un órgano muy expuesto al humo del tabaco y a sus carcinógenos, tanto por contacto directo como a través de la circulación sistémica; por ello, no sería de extrañar que los pacientes fumadores presentasen un mayor riesgo de desarrollar una neoplasia cutánea que los no fumadores. Algunas de estas neoplasias son: melanoma, carcinoma escamoso de la piel, carcinoma escamoso de labio, carcinoma escamoso de la cavidad oral, carcinoma escamoso de la región anogenital y carcinoma basocelular.
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El hábito de fumar parece constituir un factor de riesgo para el desarrollo de dermatitis de contacto alérgica

Dermatosis secundarias al hábito de fumar

A continuación, se presentan las entidades dermatológicas en las que los componentes de los cigarrillos y/o del humo del tabaco son los principales, y en ocasiones los únicos agentes etiológicos conocidos, y en las que la supresión del hábito de fumar conlleva una mejoría e incluso una resolución del proceso.

  • Melanosis oral o melanosis del fumador. Es una pigmentación benigna de la mucosa oral en forma de máculas marrón-grisáceas, secundarias tanto a depósitos de alquitrán, como a un aumento del depósito de pigmento en los queratinocitos de la mucosa oral.
  • Dermatitis de contacto. Distintos trabajos han descrito el desarrollo de una dermatitis de contacto ocupacional al tabaco en los agricultores y en los trabajadores de las fábricas de cigarrillos y puros. Por otra parte, el hábito de fumar puede provocar por sí mismo una dermatitis de contacto, la cual afecta con mayor frecuencia a la cara y a las manos. 
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El humo del tabaco desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad periodontal y sus consecuencias

  • Urticaria. El hábito de fumar también ha sido asociado al desarrollo de urticaria, tanto generalizada como de contacto labial.
  • Estomatitis nicotínica. También llamada leucoqueratosis nicotínica del paladar, se caracteriza por el desarrollo de máculo-placas en ocasiones verrugosas, asintomáticas, localizadas en los dos tercios posteriores del paladar duro. Es más frecuente en fumadores de pipa y es secundaria a la acción del alquitrán más que de la nicotina.
  • Lengua negra vellosa. Se caracteriza por una hiperplasia de las papilas de la superficie dorsal de la lengua acompañada del depósito de pigmento negro. En su desarrollo intervienen, además del humo de tabaco, el tratamiento con antibióticos, el sobrecrecimiento bacteriano y la toma de café o té.
  • Enfermedad periodontal. El humo del tabaco desempeña un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad periodontal y sus consecuencias. 
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Los fumadores suelen tener una pigmentación amarilla en los dedos y las uñas, la alteración del color normal de los dientes, además de disminución del gusto y del olfato

Tabaco y cosmética

El humo del tabaco, además de la morbimortalidad descrita es también responsable de una serie de efectos sobre los fumadores. En este sentido, son características de los individuos fumadores la pigmentación amarilla de los dedos y de las uñas, la alteración del color normal de los dientes, la disminución del gusto y del olfato, la hipersalivación, la halitosis, la disfonía, así como el olor a humo en el pelo y en la ropa.

Asimismo, el contacto directo del humo del tabaco sobre la piel conlleva una disminución del grado de hidratación del estrato córneo, hecho que contribuye a la mayor sequedad que presenta la piel de la cara de los fumadores.

Se ha propuesto que la posición de los labios durante el acto de fumar, junto con el fruncimiento del ceño secundario al efecto irritativo del humo sobre los ojos, contribuirían al mayor desarrollo de arrugas alrededor de la boca y en el canto externo de los ojos, respectivamente. 

En los últimos años se han publicado numerosos estudios que muestran que el hábito de fumar actuaría como un factor de riesgo para el desarrollo de arrugas faciales en los individuos de raza caucásica. Este riesgo sería independiente de la edad y de la exposición solar, y estaría en relación directa con la cantidad de cigarrillos consumidos. 

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Los fumadores parecen prematuramente viejos, con la piel más apagada, castigada y con falta de vida, así como con arrugas más profundas y tempranas 

Fuente

Just-Sarobé M. Smoking and the skin. Actas Dermosifilograf 2008;99(3).