Con los avances tecnológicos, creció notablemente el sedentarismo y con ello, sus graves consecuencias a la salud
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
La vida urbana moderna expone a las personas a trabajar durante horas sentadas delante de una computadora, a disfrutar del tiempo libre frente a cualquier tipo de pantalla o trasladarse rápidamente de un lugar a otro gracias a los medios de transporte; todas estas actividades demandan poco o nulo movimiento y, en consecuencia, son las responsables de un problema actual: el sedentarismo.
La tecnificación de los procesos de producción y el incremento del uso de las nuevas tecnologías en la cotidianidad influyen en el organismo y lo hacen más vulnerable a padecer diversas enfermedades, especialmente cardiovasculares. En este sentido, el sedentarismo se ha convertido en un problema más evidente en la edad contemporánea, mientras los avances tecnológicos proporcionan comodidades, a la vez que el frenetismo se ha consolidado en la vida diaria y ocasiona mayores niveles de estrés a gran parte de la sociedad. Por lo tanto, la calidad de vida se encuentra notablemente afectada en forma directa por los hábitos sedentarios.
Cabe recordar que varias de las enfermedades podrían evitarse con alimentación saludable y actividad física. Asimismo, el sedentarismo no solo hace que el organismo sea más propenso frente a diversas afecciones, sino que quienes lo sufren también adquieren tempranamente signos de envejecimiento. Incluso se vincula al desarrollo de obesidad, diabetes, algunos tipos de cáncer y afecciones. La práctica regular de actividad física no solo previene su desarrollo, sino que contribuye al buen control de las patologías, incluso cuando las mismas ya están instaladas.
No se trata de ser un deportista de alto rendimiento, sino de hacer un ejercicio que resulte placentero
¿Qué provoca el sedentarismo?
- Tendencia a la obesidad (desbalance entre el ingreso y el gasto de calorías). La falta de ejercicios o movimiento hace que el individuo no queme las grasas consumidas.
- Cansancio. El aumento de grasas implica colesterol (por el cual las arterias y venas se convierten en almacenes de grasas inutilizadas) que a su vez genera una disminución del flujo sanguíneo que se dirige al corazón. Por estos motivos, la persona debe realizar un esfuerzo doble.
- Debilitamiento óseo, problemas de espalda y propensión a desgarros musculares. Se vinculan en forma directa con la actividad física inusual y/o insuficiente. En este sentido, el sedentarismo hace que los huesos pierdan fuerza y se debiliten, lo que predispone a padecer enfermedades óseas, como osteoporosis.
- Disminución de la elasticidad y movilidad articular, hipotrofia muscular, disminución de la habilidad y capacidad de reacción.
- Ralentización de la circulación con la consiguiente sensación de pesadez y edemas, y desarrollo de dilataciones venosas (várices).
- Dolor lumbar, lesiones del sistema de soporte y mala postura debido al poco desarrollo del tono de las respectivas masas musculares.
- Baja autoestima relacionada con la imagen corporal.
La calidad de vida se encuentra notablemente afectada en forma directa por los hábitos sedentarios
Más movimiento, más vida
- Sumar al menos 30 minutos diarios de actividad física. Para ello se aconseja: caminar enérgicamente, subir y bajar escaleras, bailar, andar en bicicleta, nadar, reemplazar los medios de transporte por una caminata, realizar tareas domésticas.
- Comenzar el ejercicio gradualmente.
- Complementar la actividad aeróbica con ejercicios de fuerza, dos o tres veces por semana.
- Completar la rutina con 10 minutos de ejercicios de estiramiento al finalizar.
- Al cabo de 8 semanas, replantear la actividad (aumentar el tiempo, la intensidad o la frecuencia).
En este sentido, los especialistas sostienen que una persona es sedentaria cuando no realiza 30 minutos de actividad aeróbica al menos cinco días a la semana. También señalan que el mensaje no radica en convertirse en un deportista de alto rendimiento; el consejo es hacer diariamente un ejercicio que resulte placentero y sea adecuado a la edad y estado físico. El cuerpo agradecerá que, contra la actual costumbre de trabajar y entretenerse de forma sedentaria, se adopten estrategias que demanden movimiento.
Se aconseja sumar al menos 30 minutos diarios de actividad física
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.