La lactancia materna es el medio natural y perfecto para nutrir, defender y vincularse con el bebé hasta que pueda hacerlo por sí mismo
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
La leche materna es el alimento más valioso para los recién nacidos y lactantes. Es una excelente fuente nutricional y además contiene anticuerpos, citocinas, factores de crecimiento, sustancias antibióticas y células específicas del sistema inmunitario.
El efecto positivo de la lactancia para la protección contra las enfermedades infecciosas podría explicarse a través de muchos componentes, como la promoción de la maduración de las mucosas, el equilibrio de la microflora intestinal y la estimulación del sistema inmunitario.
De esta manera, la lactancia materna es el medio natural y perfecto para nutrir, defender y vincularse con el recién nacido y el niño pequeño hasta que pueda hacerlo por sí mismo, es decir, hasta el momento en que sea relativamente independiente. Aquellos nutrientes que el pequeño no recibió vía placenta, al nacer los obtendrá a través de la leche mientras maduran sus tejidos y órganos.
La leche materna está diseñada específicamente para cada niño, lo que significa que no solo cada especie posee un tipo de leche para que su cría crezca más o menos rápido o es particular según las condiciones climáticas o las características del grupo, sino que además posee variantes si el niño nace antes de tiempo y, de esta manera, lo ayuda a crecer más rápido. Asimismo, el lactante amamantado es protagonista de su alimento ya que puede decidir cuándo necesita el alimento, cuándo está satisfecho, cuándo succionar para comer y cuándo chupetear por placer y tranquilidad.
El acto de amamantar llena de placer tanto a la madre como a su hijo
Dale el pecho a tu bebé
La leche es conocida por su papel de inmunoprotectora; es decir, brinda defensas concretas en forma de sustancias y células vivas especialmente contra virus, bacterias, hongos y ciertas partículas extrañas. Pero además es “inmunomoduladora”: le da al bebé sustancias que estimulan su crecimiento, especialmente del sistema inmune.
Cabe destacar que aquellos niños que toman leche materna durante los primeros 2 años tendrán ventajas a corto y largo plazo, incluso de por vida. En principio, como decían las abuelas, el niño no se enferma tanto, sufre menos enfermedades respiratorias, alérgicas o asma; disminuyen los casos de diarreas, otitis, infecciones urinarias, eczemas y enfermedades intestinales. A largo plazo, tendrá menos probabilidad de cáncer infantil (linfomas y leucemias), diabetes infanto juvenil y esclerosis en placas (enfermedad neurológica).
En el caso de los bebés prematuros, es esencial que sea alimentado con leche materna dado que de esta manera recibirá sustancias que lo ayudarán a desarrollar una mayor agudeza visual, un mejor desempeño en el neurodesarrollo y menos enteritis necrotizante, una enfermedad que perjudica el intestino en estos bebés. Otros beneficios de la leche materna son:
- Favorece la ganancia de peso y talla durante los primeros 5 meses.
- Previene que en el futuro los niños sean propensos a sufrir sobrepeso.
- Es un recurso renovable: cuanto más se da, más se tiene.
- Se digiere fácilmente
- No solo es la mejor manera de nutrir, sino que también es una experiencia de acercamiento con el bebé y una forma única de comunicación.
El lactante es quien decide cuándo necesita el alimento, cuándo está satisfecho y cuándo chupetear por placer y tranquilidad
Las mamás también se benefician
Aquellas madres que amamantaron a sus niños sienten, en forma inmediata, menor sangrado durante el posparto, retracción más rápida del útero, menor depresión puerperal y anemia, e incluso logran perder peso en forma gradual. Dentro de las ventajas a largo plazo merece mencionarse la menor probabilidad de padecer osteoporosis durante la etapa posmenopáusica, diabetes tipo 2 y además puede disminuir la incidencia de cáncer de útero, mama y ovario.
La lactancia no solo es una excelente fuente nutricional, también genera una forma única de comunicación
¿Cómo amamantar?
Esta situación varía con los meses y en cada caso es muy particular. En general se recomienda que la madre le ofrezca el pecho cada vez que entienda que el niño lo reclama, lo que comúnmente se denomina “alimentación a libre demanda”. Si la mama siente turgencia (mayor tensión) mamaria, también puede invitar a su bebé a mamar a través de una “alimentación a mutuo requerimiento”. Es fundamental que siempre que amamante lo haga en un lugar cómodo, bien apoyada y que sostenga al bebé cerca suyo. Además de las variadas posiciones como la tradicional, invertida, de transición y a caballito, también puede hacerlo acostada.
Quienes se reintegran al trabajo deben saber que es posible continuar con el amamantamiento y retomar las obligaciones diarias: o bien pueden extraerse la leche en sus casas diariamente o contar con la ayuda de un familiar para que les acerque el niño y así puedan amamantarlo.
Todas las mamás que les dan el pecho a sus bebés deberán reponer energías, descansar más, realizar pocas tareas o delegarlas en otros, evitar situaciones que la estresen o pongan nerviosa dado que estos estados de ánimo pueden afectar su lactancia y la relación con su hijo.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.