Dieta y rosácea

Lugones Editorial

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Análisis del rol de la dieta y el microbioma intestinal en la rosácea, y los efectos clínicos positivos reportados sobre probióticos, prebióticos y postbióticos 

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La rosácea es una enfermedad inflamatoria común de la piel, caracterizada por eritema, pápulas y pústulas. Se han postulado muchos desencadenantes de la dieta para esta enfermedad; sin embargo, faltan estudios bien hechos y controlados que puedan demostrar una relación causal entre la rosácea y la dieta. 

En este sentido, los autores de este trabajo analizaron los estudios disponibles sobre el papel de la dieta y el microbioma intestinal en la rosácea, y los efectos clínicos positivos reportados por la literatura actual sobre probióticos, prebióticos, postbióticos y nutrientes. 

El objetivo del artículo es mejorar comprensión del eje intestino-piel en la rosácea, centrándose en cómo la suplementación probiótica y la dieta podrían mejorar el manejo clínico de los pacientes afectados por esta enfermedad común y debilitante.

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Las principales características clínicas de la rosácea son el eritema persistente, las pápulas, las pústulas y la telangiectasia

Su patogénesis

La rosácea es un trastorno cutáneo inflamatorio crónico que afecta principalmente al área central de la cara, incluyendo las mejillas, la nariz, la barbilla y la frente. Sus principales características clínicas son el eritema persistente, las pápulas, las pústulas y la telangiectasia. Sus manifestaciones clínicas son muy variables, y su progresión es típicamente irregular, con períodos alternos de exacerbación y remisión.

Es una enfermedad de patogenia compleja y multifactorial. Se reconocen como factores principales la desregulación de la respuesta inmune innata, la disfunción neurovascular, la participación del microbioma cutáneo e intestinal, los desencadenantes ambientales y dietéticos, y la alteración de la barrera cutánea. 

A pesar de los avances en la comprensión de estos procesos, persisten vacíos en la caracterización histopatológica y en cómo varían los mecanismos según subtipos clínicos y edad.

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La dieta puede afectar a la rosácea a través de los efectos directos de los metabolitos de los alimentos y la modulación de la microbiota intestinal

La microbiota intestinal influye en la salud cutánea a través del denominado eje intestino-piel, que regula la inflamación sistémica mediante vías inmunes, metabólicas y neuroendocrinas. 

Cada vez más pruebas sugieren que la microbiota intestinal está significativamente involucrada en la patogénesis de la rosácea, desempeñando un papel importante en la respuesta cutánea inflamatoria. La disbiosis, el crecimiento excesivo de bacterias del intestino delgado, la infección por Helicobacter pylori y la desregulación del sistema inmunológico innato contribuyen mutuamente a la fisiopatología de la rosácea.

Dieta y rosácea

La dieta juega un papel relevante en la fisiopatología y el manejo de la rosácea, actuando tanto como desencadenante de brotes como a través de nutrientes con potencial terapéutico. Entre los desencadenantes dietéticos más frecuentes se encuentran:

  • Bebidas y alimentos calientes, que activan los receptores TRPV1 y favorecen la vasodilatación y el enrojecimiento.
  • Alcohol, especialmente vino blanco y licores, que induce inflamación, estrés oxidativo y liberación de histamina; su consumo se asocia con mayor riesgo y gravedad de rosácea.
  • Alimentos picantes (capsaicina), que exacerban síntomas, aunque no parecen causar la enfermedad.
  • Alimentos ricos en caneladehído (tomate, canela, chocolate) y ricos en histamina (fermentados, espinaca, ciertos vegetales y frutas), que pueden agravar la sintomatología, en particular en personas con intolerancia a la histamina.
  • Niacina (vitamina B3), presente en hígado, atún o maníes, que puede inducir flushing.
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El consumo de alcohol, que induce inflamación, estrés oxidativo y liberación de histamina, se asocia con mayor riesgo y gravedad de rosácea 

En contraste, algunos nutrientes y hábitos dietéticos parecen protectores o beneficiosos:

  • Productos lácteos, que en algunos estudios se correlacionan con menor gravedad de rosácea, posiblemente por su efecto antiinflamatorio y modulador de la microbiota.
  • Café, asociado en estudios poblacionales con menor riesgo de rosácea, sugiriendo un posible efecto protector de la cafeína.
  • Dietas ricas en fibra, que favorecen un microbioma intestinal saludable y efectos antiinflamatorios sistémicos.

  • Probióticos, prebióticos y postbióticos, que podrían modular favorablemente el eje intestino–piel, aunque la evidencia aún es preliminar.
  • Zinc, con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes; un ensayo clínico mostró beneficios del sulfato de zinc oral en la reducción de la gravedad de la rosácea.
  • Vitamina A y derivados (retinoides, isotretinoína), con eficacia demostrada en múltiples estudios como opción terapéutica para la rosácea.
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Dietas ricas en fibra y vitamina A muestran efectos antiinflamatorios y reguladores del sebo, ayudando a controlar factores implicados en la progresión de la rosácea

Rosácea y enfermedades gastrointestinales

Existe una asociación creciente entre la rosácea y diversas enfermedades gastrointestinales, incluyendo el crecimiento excesivo de bacterias del intestino delgado (small intestinal bacterial overgrowth, SIBO), la infección por Helicobacter pylori (HP), la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. 

Estas condiciones sugieren una base inflamatoria sistémica que podría contribuir al desarrollo y la gravedad de la rosácea, posiblemente a través de fenómenos como la fuga intestinal y la activación crónica del sistema inmunitario.

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Existe una asociación creciente entre la rosácea y diversas enfermedades gastrointestinales

  • El SIBO muestra una relación particularmente destacada: los pacientes con rosácea presentan mayor prevalencia de SIBO que la población general, y su erradicación se asocia con mejoría clínica, lo que subraya el papel de la disbiosis intestinal en la inflamación sistémica y la disfunción de la barrera intestinal.
  • En cuanto a Helicobacter pylori, parte del beneficio podría derivarse de las propiedades antiinflamatorias de los antibióticos usados para eliminar la bacteria, más que de la erradicación en sí.
  • Además, la rosácea se ha vinculado con un mayor riesgo de enfermedad inflamatoria intestinal (EII): enfermedad celíaca (+46 %), enfermedad de Crohn (+45 %) y colitis ulcerosa (+19 %). El mecanismo exacto sigue siendo incierto, aunque ambas condiciones comparten características de inflamación crónica y desregulación de la inmunidad innata y adaptativa.

Probióticos y rosácea

El manejo de la rosácea continúa siendo un desafío debido a las recaídas frecuentes y la persistencia de síntomas. En este contexto, los probióticos han emergido como una estrategia complementaria prometedora, con pocos efectos adversos.

Los probióticos actúan principalmente modulando la microbiota intestinal, corrigiendo la disbiosis y promoviendo un equilibrio microbiano saludable que puede reducir la inflamación sistémica y mejorar las condiciones cutáneas. 

Su efecto terapéutico se centra en la interacción entre el intestino y la piel, abordando la inflamación sistémica, la disfunción de la barrera cutánea y otros procesos inflamatorios típicos de la rosácea.

El mecanismo de acción de los probióticos incluye la modulación de la respuesta inmune, la reducción de la inflamación neurogénica, la mejora de la función de la barrera cutánea, la restauración de la barrera tras el daño y la disminución de la vasodilatación, el edema, la activación de mastocitos y la liberación de TNF-α. 

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Los probióticos actúan principalmente modulando la microbiota intestinal, corrigiendo la disbiosis y promoviendo un equilibrio microbiano saludable

Conclusiones

Los estudios disponibles muestran que los desencadenantes dietéticos comunes contribuyen a la patogénesis de la rosácea, y que evitarlos puede reducir los brotes y mejorar el manejo clínico de la enfermedad.

Los probióticos, incluyendo cepas de LactobacillusBifidobacteria y Saccharomyces, pueden actuar sobre mecanismos inmunológicos clave de la rosácea, aumentando IL-10 y reduciendo TNF-α e IL-17A, mientras que los prebióticos favorecen la colonización intestinal por bacterias beneficiosas, modulando el eje intestino-piel y potencialmente mejorando los síntomas.

Actualmente, la adopción clínica de probióticos está limitada por la escasez de estudios clínicos, la falta de ensayos aleatorios y la ausencia de estandarización en su uso.

La dieta y el asesoramiento nutricional pueden influir directamente en la inflamación y la función cutánea a través de metabolitos alimentarios y la modulación de la microbiota intestinal. Dietas ricas en fibra y vitamina A muestran efectos antiinflamatorios y reguladores del sebo, ayudando a controlar factores implicados en la progresión de la rosácea.

En conjunto, modular la microbiota intestinal y cutánea mediante dieta, prebióticos, probióticos y postbióticos constituye una estrategia terapéutica prometedora e innovadora para el manejo de la rosácea, aunque se requieren ensayos clínicos más rigurosos para confirmar su eficacia.

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Modular la microbiota intestinal y cutánea mediante dieta, prebióticos, probióticos y postbióticos es una estrategia terapéutica innovadora para el manejo de la rosácea

Fuente

Manfredini M, Barbieri M, Milandri M, Longo C.  Probiotics and diet in rosacea: current evidence and future perspectives. Biomolecules;15(3):411.