Conozca la relación que existe entre la hipertensión y la diabetes, y cómo prevenir y tratar ambas enfermedades en el Día Mundial de la Diabetes 2025
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
La hipertensión arterial y la diabetes tipo 2 son dos de las enfermedades crónicas más comunes en la población adulta, especialmente a partir de los 40 años. Ambas tienen en común un desarrollo progresivo y silencioso, lo que significa que muchas personas pueden padecerlas sin saberlo durante años, mientras los daños en el organismo avanzan sin generar síntomas evidentes.
Lo más preocupante es que, cuando ambas condiciones se presentan juntas, aumentan de forma significativa el riesgo de complicaciones cardiovasculares, renales, oculares y neurológicas. Por eso es fundamental conocer qué son, cómo se relacionan, cuáles son sus causas, cómo se manifiestan y, sobre todo, cómo pueden prevenirse y tratarse.

Cuando la hipertensión y la diabetes se presentan juntas, aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares, renales, oculares y neurológicas
¿Qué es la hipertensión?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la hipertensión es el principal factor de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular. Cada año ocurren 1,6 millones de muertes por enfermedades cardiovasculares en la región de las Américas.
La hipertensión afecta a entre el 20-40% de la población adulta de la región y significa que en las Américas alrededor de 250 millones de personas padecen presión alta. En tanto que, en Argentina, esta enfermedad silenciosa afecta a más del 30% de los adultos, es decir que 4 de cada 10 personas de ese grupo etario son hipertensas.
Se define como una afección en la cual la presión con la que la sangre circula por las arterias se mantiene elevada de forma constante. Esta presión excesiva fuerza al corazón a trabajar más y daña progresivamente las paredes de los vasos sanguíneos, haciéndolos más rígidos y susceptibles a lesiones.
Cabe aclarar que lamentablemente la hipertensión no presenta síntomas ni signos específicos, por lo tanto, el único modo para detectarla es medir la presión arterial.

La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es una enfermedad común que afecta a las arterias del cuerpo
¿Qué es la diabetes tipo 2?
La diabetes tipo 2 se caracteriza por altos niveles de glucosa en sangre debido a que el cuerpo no produce suficiente insulina o no la utiliza correctamente. La glucosa elevada también afecta negativamente a los vasos sanguíneos, provocando inflamación y debilitamiento de las arterias.
Los pacientes con diabetes tipo 2 tienen una significativa mayor probabilidad de padecer hipertensión, y a cualquier edad el promedio de presión arterial de los diabéticos es significativamente mayor que el de los no diabéticos.
En general, la diabetes tipo 2 se asocia a obesidad central y ello también influye en esta mayor probabilidad de padecer hipertensión arterial.
¿Cuál es la relación entre ambas?
Entonces se afirma que existe una relación directa entre ambas enfermedades. La diabetes puede favorecer el desarrollo de hipertensión porque el exceso de azúcar en sangre daña las arterias, disminuyendo su elasticidad y provocando un aumento de la presión.
Al mismo tiempo, la hipertensión acelera las complicaciones de la diabetes, especialmente el daño renal y ocular. Esta combinación se conoce como “síndrome cardiometabólico”, y representa uno de los mayores factores de riesgo para infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal.

El síndrome cardiometabólico representa uno de los mayores factores de riesgo para infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal
¿Cómo actuar?
El avance silencioso de estas enfermedades y su alta prevalencia hacen que muchas complicaciones aparezcan de manera crónica y deterioren la calidad de vida. Por ejemplo, en la Argentina, los accidentes cerebrovasculares (ACV) ocurren cada nueve minutos y en casi el 80% de los casos están relacionados con hipertensión; en un 22% también está involucrada la diabetes

Realizar los controles médicos regulares es de gran importancia para controlar la hipertensión
Por lo tanto, la prevención adquiere un rol protagónico y consiste en:
- Mejorar la alimentación. Implica aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, carnes magras y aceites saludables, y reducir el consumo de sal, productos ultraprocesados, azúcar, gaseosas y grasas trans.
- Aumentar la actividad física. Realizar al menos 30 minutos al día de ejercicio también es clave para mantener un peso adecuado, controlar la presión y regular los niveles de glucosa en sangre.
- Realizar controles médicos regulares.
- Mantener un peso saludable.
- No fumar.
- Beber alcohol con moderación.
- Evitar el estrés.

En general, la diabetes tipo 2 se asocia a obesidad central y ello también influye en esta mayor probabilidad de padecer hipertensión arterial
¿En qué consiste su tratamiento?
Cuando ambas enfermedades ya están presentes, el tratamiento debe ser integral y personalizado. Generalmente se indica medicación para controlar la presión arterial y los niveles de glucosa, junto con controles médicos regulares.
El seguimiento incluye análisis de laboratorio, monitoreo de la presión, evaluación de la función renal, fondo de ojo y control del colesterol.
Además, es muy importante que el paciente comprenda su enfermedad y participe activamente en su autocuidado, ya que la adherencia al tratamiento y los cambios en el estilo de vida son fundamentales para evitar complicaciones.
Por lo tanto, dado que la hipertensión y la diabetes son enfermedades crónicas que pueden parecer silenciosas, es fundamental detectarlas y tratarlas a tiempo.

Cuando ambas enfermedades ya están presentes, el tratamiento debe ser integral y personalizado
Día Mundial de la Diabetes 2025: hipertensión
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