El cáncer es la segunda causa de muerte de los países desarrollados y su incidencia aumenta con la edad. El rol de la nutrición para su prevención
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer es una de las 10 causas de muerte en el mundo, y Argentina es el quinto país de América Latina con mayor incidencia de esta enfermedad. Según señalan el Observatorio Global del Cáncer (Globocan) y la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), se realizan 360 diagnósticos por día, lo que se traduce en más de 130.800 detecciones y 60.000 muertes al año.
Las estadísticas que presentó la IARC mencionan que casi el 40% de las nuevas detecciones en el país corresponden a tres tipos de tumores: en primer lugar, el cáncer de mama, seguido por el cáncer colorrectal y por último, el cáncer de pulmón.
Algunos estudios epidemiológicos demostraron una relación muy fuerte entre algunos tipos de cáncer y determinados estilos de vida, dentro de los cuales se encuentra el tabaquismo, la exposición a contaminantes ambientes y también el consumo de cierto tipo de alimentos. Con respecto a estos últimos se sabe que, si bien no curan estas patologías, es cierto que gracias a determinados nutrientes pueden actuar como protectores frente al cáncer.
No existen alimentos curativos, pero sí nutrientes que actuarían como protectores frente al cáncer
Nutrición protectora
Con respecto a los alimentos que podrían prevenir la aparición de cáncer, es importante incluir variados vegetales, cereales integrales y legumbres. Asimismo, los cítricos, coles como el brócoli, coliflor, y también el tomate, ajo y la cebolla son beneficiosos por su elevado contenido de antioxidantes.
No hay que olvidar el papel de la fibra, la cual aumenta la absorción en el intestino y disminuye el tiempo de contacto de los cancerígenos que pueden tener algunos alimentos en la pared intestinal.
Asimismo, es fundamental evitar la deficiencia de micronutrientes, y prestar atención al aporte de antioxidantes como la vitamina C y E, betacarotenos y selenio, así como de folato y zinc.
La frecuencia de consumo de carnes rojas no debe superar dos a tres comidas por semana, mientras que conviene optar por carnes blancas (pescado, pollo)
Atención a lo que se come
Los nutricionistas afirman que no existen alimentos malos, no obstante destacan la necesidad de reducir el aporte de azúcares libres incluidos en golosinas, productos de panadería y ultraprocesados, el cual no debe superar el 10%. Por su parte, la ingesta de grasas debe limitarse a no más del 30% de la energía que se consume, siempre con predominio de grasas saludables. Además, el consumo de sal no debe superar los 5 gramos por día y la frecuencia de consumo de carnes rojas no debe superar dos a tres comidas por semana, y optar su reemplazo por carnes blancas (pescado, pollo).
Por otra parte, cabe aclarar que los alimentos perecederos deben consumirse en el día o almacenarlos refrigerados o congelados, y por supuesto evitar consumir productos vencidos o en mal estado.
Realizar actividad física diariamente, no fumar y mantener un peso adecuado son hábitos saludables y preventivos
En relación a los métodos de cocción, debe evitarse hacerlo a temperaturas muy altas para prevenir la pérdida de nutrientes de las frutas y verduras, y siempre cocinar los alimentos al vapor o hervidos antes que fritos o asados.
En este sentido, diversas investigaciones señalan que la dieta cumple un rol en los tumores gastrointestinales, de mama, próstata y endometrio, aunque aún es muy difícil determinar cuál es su atribución. Incluso está comprobado que el riesgo de contraer cáncer suele ser menor en poblaciones con alto consumo de frutas y verduras, aunque sus causas suelen ser muy complejas y desconocidas, con lo cual resulta muy difícil apreciar la importancia de los distintos componentes de la dieta sin considerar otros factores de riesgo que pueden contribuir con esta.
Es importante incluir variados vegetales, cereales integrales y legumbres
Para tener en cuenta
- Consumir alimentos que contemplen todos los nutrientes necesarios para la salud, principalmente frutas y verduras.
- Evitar las grasas saturadas; optar por alimentos con grasas omega 3 y otros ácidos grasos esenciales.
- Realizar actividad física diariamente.
- Mantener un peso corporal adecuado.
- No fumar.
- No abusar del consumo de carne roja.
- Beber alcohol con moderación.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.