El ajo disminuye la presión arterial, el colesterol y el nivel de glucosa en sangre, además es depurativo, expectorante y desinfectante
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
Hipócrates, físico y padre de la Medicina, solía recetar ajo para tratar diversas enfermedades en la Antigua Grecia. Miles de años después, hoy la ciencia moderna ha corroborado varios de los beneficios de este grandioso alimento que incluyen desde mejorar el rendimiento físico hasta actuar como preventivo del cáncer.
Es una planta originaria de Asia Central y cultivada desde hace más de 7.000 años. Se trata de uno de los mejores saborizantes naturales de abundante uso culinario, especialmente en la cocina mediterránea, cuyas propiedades curativas lo convierten en uno de los protagonistas estrella de la dieta.
La alicina regulariza la glucosa en sangre gracias a que mejora la actividad de la insulina
Su secreto, la alicina
La planta completa, pero sobre todo el bulbo, contiene un principio activo llamado “aliína”, un glucósido azufrado. El olor del ajo procede de la enzima “alinasa” que al triturarlo entra en contacto con la aliína y se convierte en “alicina”, principio activo que confiere a este alimento su olor tan característico. En definitiva, los diversos efectos que aporta a la salud se deben a este compuesto que se forma cuando se pica, machaca o mastica un diente de ajo.
Asimismo, contiene agua, proteínas y carbohidratos abundantes en fibra, vitaminas (B1, B2, B6, B12, ácido fólico, E, C y A) y minerales (hierro, calcio, zinc, magnesio, manganeso). Cabe destacar la presencia de adenosina (un compuesto químico presente en las plantas de la familia del ajo, responsable de impedir la agregación plaquetaria y fluidificar la sangre), ajoeno (con capacidad anticoagulante y que, además, reduce los niveles de colesterol LDL) y compuestos antioxidantes, entre otros elementos.
Reduce los niveles de colesterol y es un gran aliado del corazón
A comer sin asco
El ajo es un alimento muy efectivo para prevenir diversas enfermedades. Por ejemplo, colabora en la reducción de la presión arterial dado que estimula la producción de ácido sulfhídrico, el cual relaja los vasos sanguíneos y mejora el flujo de la sangre en el organismo. Además, previene y reduce el endurecimiento de las arterias lo que dificulta la circulación. Otros motivos por los cuales consumir ajo son:
- Beneficia el sistema digestivo porque favorece el procesamiento de los alimentos. No obstante, se desaconseja en caso de acidez o fuertes malestares gástricos.
- Es un alimento diurético que facilita la eliminación de líquidos y toxinas.
- Especialmente indicado para disminuir los niveles de colesterol LDL (malo) y consecuentemente resulta un aliado de la salud cardiovascular.
- La alicina regulariza la glucosa en sangre gracias a que mejora la actividad de la insulina y permite la entrada de glucosa a la célula para su posterior uso como combustible.
- Previene la coagulación de las plaquetas y hace más fluida la sangre.
- Diversos estudios sugieren que existe cierta relación entre el consumo regular de ajo y la reducción del riesgo de adquirir distintos tipos de cáncer debido a sus propiedades antibacteriales y al bloqueo de la formación de sustancias cancerígenas que se forman en el estómago o el hígado, procedentes de la digestión. En este sentido, el ajo brindaría buenos resultados, especialmente en la prevención de los distintos tipos de cáncer que afectan el tracto gastrointestinal, por la presencia de azufre y otros compuestos antioxidantes.
- Es conocida su capacidad de actuar contra la Escherichia coli, Salmonella Typhi y proteger de la Shigella Dysenteriae. Cabe destacar que este alimento actúa únicamente sobre las bacterias malignas y deja intactas las benignas, por lo cual regula la flora intestinal.
- El ajo aumenta la actividad de las células encargadas de las defensas como los linfocitos y macrófagos, por lo tanto, estimula las defensas y ayuda al sistema inmunitario a resistir ante las infecciones.
- Actúa como un expectorante natural para paliar afecciones del sistema respiratorio, especialmente en casos de bronquitis, asma y tos, incluso alivia estados febriles.
- Al ser un alimento rico en yodo, regula la función tiroidea y resulta muy beneficioso para casos de hipotiroidismo.
- También alivia patologías dérmicas, eficaz en caso de picaduras de insectos, para combatir hongos, quemaduras y llagas que pueden infectarse.
Actúa como un expectorante natural para paliar afecciones del sistema respiratorio
Mejor crudo
Es importante considerar que, para aprovechar al máximo todos los nutrientes y propiedades de este alimento, lo mejor es consumirlo crudo, o machacarlo y cortarlo, y dejarlo durante un rato antes de añadirlo a las comidas.
El problema de llevar a cabo esta práctica es mal sabor y olor que después queda en la boca. Para aliviarlo se sugiere emplear siempre ajos frescos; antes de comerlos conviene picarlos con unas hojas de perejil (la clorofila reducirá el mal sabor y olor) o luego de su ingesta masticar varias hojas frescas de salvia o semillas de cardamomo. No obstante, para quienes no lo toleren, existen otras presentaciones como ajo en polvo, deshidratado, a modo de aceite, incluso es posible adquirir cápsulas de ajo procesado.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.