Artritis idiopática juvenil

Lugones Editorial

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La artritis idiopática juvenil puede durar pocos meses o años, o incluso desaparecer, pero la mayoría presenta un curso alternante

Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial

La artritis de los niños es diferente a la de los mayores y es una enfermedad (o conjunto de enfermedades) denominada “artritis idiopática juvenil” (o artritis reumatoide juvenil o simplemente artritis juvenil). La mayoría de los pequeños con artritis juvenil presenta un pronóstico excelente y, con el tratamiento adecuado, podrá tener una buena calidad de vida.

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A veces la artritis reumatoide juvenil es muy difícil de diagnosticar y puede pasar inadvertida aún para un pediatra

¿Qué es la artritis juvenil?

En primer lugar, hay que aclarar que el término artritis significa “inflamación de las articulaciones”. El sistema inmune es un delicado mecanismo de defensas que responde a la infección causando inflamación. En la artritis crónica juvenil se produce una inflamación de las articulaciones, las cuales se tornan rígidas, calientes, hinchadas y dolorosas, pero sin razón infecciosa.

El espacio articular entre dos huesos está rodeado por una cápsula. La capa interna de esta cápsula se llama “membrana sinovial” y es la que produce el líquido sinovial que lubrica la articulación y la nutre. Los extremos de los huesos están recubiertos de cartílago, el cual está diseñado para permitir se deslicen suavemente entre sí. En la artritis, la membrana sinovial se torna gruesa y produce demasiado líquido que contiene sustancias inflamatorias y, por lo tanto, puede dañar el cartílago y a veces los huesos. En los niños, a diferencia de los adultos, el cartílago y el hueso aún tienen capacidad de crecer, lo cual permite reparar y curar el daño articular en una gran proporción de los casos.

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En los niños, a diferencia de los adultos, el cartílago y el hueso aún tienen capacidad de crecer, lo cual permite reparar y curar el daño articular 

¿Cuáles son sus causas?

Si bien se desconoce su causa, se sabe que su origen reside en el sistema inmune. Existen factores antiinflamatorios en déficit y/o factores proinflamatorios en exceso que provocan la acumulación de células y sustancias que generan y perpetúan la inflamación en la membrana sinovial de las articulaciones. A su vez existen factores genéticos que predisponen su aparición y génesis. 

Sintéticamente la artritis juvenil no es hereditaria, no se origina por una infección o enfermedad previa del padre o la madre, no se relaciona con el embarazo, no es provocada por una comida en particular y tampoco se cura o mejora al modificar hábitos alimentarios, incluso no es causada o se cura por un cambio de clima, aunque sí es cierto que los pacientes artríticos (niños o adultos) tienen más síntomas cuando se producen cambios bruscos en la presión atmosférica.

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El equilibrio entre la actividad física y el cuidado del cuerpo es básico para el éxito del tratamiento 

Diagnóstico y evolución

Dado que los chicos no siempre se quejan por el dolor, a veces es difícil determinar si las articulaciones están inflamadas. La única pista puede ser cierta rigidez en la mañana acompañada de “renquera” matinal transitoria o resistencia a usar un brazo o una pierna. A veces la artritis reumatoide juvenil es muy difícil de diagnosticar y puede pasar inadvertida aún para un pediatra.

Dado que esta patología se define como la inflamación de una o más articulaciones que dura 6 o más semanas, sin una causa que la justifique, una vez que se sabe que un niño presenta este síntoma, hay que descartar otras enfermedades más serias, como las infecciones. Otros síntomas comunes que ayudan a orientar el diagnóstico son: dolor o rigidez, incapacidad física, inconvenientes para la movilización y, en el caso de la artritis sistémica, fiebre y erupción cutánea sin causa.

Con respecto a su evolución, esta patología a veces dura pocos meses o años, incluso puede desaparecer para siempre, pero la mayoría de los chicos tiene un curso alternante durante varios años. 

Las exacerbaciones (brotes o recaídas) son los momentos en los cuales la enfermedad empeora. Las remisiones son los períodos cuando parece que la artritis desaparece. A veces, una infección viral común (como una gripe o resfrío) puede desencadenar una recaída. Es una situación frustrante para los padres, especialmente cuando parece que la enfermedad se había ido o mejorado, pero la esperanza no debe perderse. Por suerte, en la mayoría de los chicos estas exacerbaciones tienden a ser menos severas y ocurren menos frecuentemente con el tiempo.

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Para convivir con la enfermedad es fundamental que los niños estén acompañados por sus familias

Una mejor calidad de vida

Para su tratamiento existen tratamientos medicamentosos y terapia física. Entre los primeros, se emplean los clásicos antiinflamatorios, los inmunomoduladores tradicionales y los inmunomoduladores biológicos que cambiaron sustancialmente la respuesta terapéutica y la calidad de vida del paciente.

Con respecto a la terapia física, un programa de ejercicios especialmente diseñado por el médico y el fisioterapeuta es uno de los principales componentes del tratamiento. Aunque la artritis cause daño articular, los huesos y el cartílago de los niños en crecimiento tienen capacidades sorprendentes para curarse. El ejercicio evita la pérdida de movimiento articular y permite que los miembros dañados crezcan adecuadamente. La medicación que el médico recete favorece la disminución de la inflamación articular y permite que el programa de ejercicios sea menos doloroso y más efectivo. El tipo y dosis de esta medicación dependerá de la severidad y de la artritis de cada niño.

Cabe destacar que el tratamiento es individual y “a medida” de los problemas y necesidades de cada paciente. Las bases del manejo consisten en su constancia y voluntad y la de su familia para sobrellevar la dolencia, tomar los medicamentos indicados y realizar los ejercicios adecuados con el fin de obtener el mejor beneficio de la terapia.

Para convivir con la enfermedad es fundamental aceptarla y conocerla en profundidad y que el paciente, con la ayuda de su familia, ponga en práctica el tratamiento. Alcanzar el equilibrio entre la actividad física y el cuidado de su cuerpo es básico para el éxito del tratamiento y la buena calidad de vida. Mantener un estilo de vida pleno, con optimismo y una visión positiva del futuro, permite lograr las metas con mayor facilidad.

Referencia: Medlineplus

Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.