La hipertensión es una enfermedad crónica que constituye un factor de riesgo para eventos cardiovasculares. ¿Cómo deben cuidarse los adultos mayores?
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
Según la Organización Mundial de la Salud, la hipertensión, es un trastorno en el cual los vasos sanguíneos presentan una tensión persistentemente alta que puede dañarlos. Cada vez que el corazón late, bombea sangre a los vasos, que transportan la sangre a todas las partes del cuerpo. De esta manera, la tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo debe realizar el corazón para bombear.
En general se trata de una enfermedad asintomática, pero entre sus manifestaciones se incluyen dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones y hemorragias nasales, pero no siempre. En caso de no controlarse, la hipertensión puede provocar infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, ensanchamiento del corazón y, con el tiempo, insuficiencia cardíaca o renal, aneurismas y lesiones en los vasos sanguíneos oculares.
Se aconseja adoptar una alimentación saludable que incluya frutas y verduras, cereales integrales y derivados
¿Qué la altera?
Existen numerosos factores relacionados con el comportamiento que contribuyen a que se presente la hipertensión, entre ellos: el consumo de alimentos que contienen exceso de sodio y de grasas saturadas, la ingesta insuficiente de frutas y verduras, el alto consumo de bebidas alcohólicas, el sedentarismo, la falta de ejercicio y el estrés. Además, existen ciertos factores metabólicos que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular, ataque cerebrovascular, insuficiencia renal y otras complicaciones de la hipertensión como la diabetes, hipercolesterolemia, sobrepeso y obesidad. Cabe agregar que el estrés, la ansiedad y otros problemas emocionales también afectan la presión arterial.
La dieta, el ejercicio y mantener el peso ayudan a controlar la presión arterial
Hablemos de los mayores
A partir de los 65 años la hipertensión arterial es más frecuente y obedece a causas diferentes a las presentes en la niñez o adultez. En este caso, la presión arterial sistólica aumenta (>140 mmHg) y la diastólica se mantiene o disminuye (<90 mmHg), incluso se incrementa la presión diferencial. Esta situación se debe a que las paredes arteriales se endurecen con el envejecimiento, pierden su elasticidad y ofrecen una mayor resistencia al flujo sanguíneo, lo que provoca que el corazón deba bombear la sangre con más fuerza para mantener la circulación de la sangre.
En caso de no controlar los valores, los pacientes de edad avanzada están en riesgo de padecer enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, arterioesclerosis, lesiones de la retina o patologías que afectan a diferentes órganos (riñones, pulmones, etc.) con el riesgo de provocar la muerte o situaciones de discapacidad severa.
Asimismo, estas personas son más propensas a sufrir episodios de hipotensión ortostática con los cambios bruscos de posición (incorporarse rápidamente estando acostados o sentados), lo que implica un importante riesgo de caídas y, por lo tanto, de posibles fracturas.
En este sentido, dado que el grupo poblacional de 60 años o más se caracteriza por un aumento progresivo y una prevalencia elevada de la presión arterial, su valoración es muy importante para evitar cualquier tipo de consecuencia o complicación en el corto o largo plazo como:
- Agrandamiento del corazón, particularmente el engrosamiento de sus paredes (hipertrofia ventricular), que puede reducir su eficiencia, generar arritmias y a largo plazo conducir a la insuficiencia cardíaca.
- Pérdida de la capacidad del corazón de bombear la sangre que el organismo necesita.
- Deterioro de la función renal.
- Problemas oculares.
- Enfermedad arterial periférica que suele afectar a las arterias de los miembros inferiores con la posibilidad de sufrir calambres, entumecimiento y sensación de pesadez.
- Riesgo de infarto cerebral y hemorragia intracerebral como las complicaciones más temidas de la hipertensión arterial.
A partir de los 65 años la hipertensión arterial es más frecuente y obedece a causas diferentes a las presentes en la niñez o adultez
Tratamiento
Además de visitar al profesional de la salud, quien seguramente recomendará algún tratamiento farmacológico en base a la historia clínica de cada caso en particular, para prevenir y/o controlar la hipertensión en la tercera edad es importante:
- Controlar el peso corporal.
- Adoptar una alimentación saludable que incluya frutas y verduras, cereales integrales y derivados, lácteos descremados, carnes magras, pescado azul y frutos secos.
- Eliminar de la dieta las grasas saturadas y los alimentos procesados, envasados y precocinados.
- Reducir el consumo de azúcar o alimentos que la contengan.
- Evitar el agregado de sal para cocinar y optar por especias para dar sabor.
- Realizar actividad física diariamente (30 minutos como mínimo).
- No fumar.
- Reducir o eliminar el consumo de alcohol.
- Evitar situaciones de estrés o ansiedad.
- En general, y en el caso de las personas mayores, el médico posiblemente recomiende algún tratamiento farmacológico en base a la historia clínica de cada caso en particular.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.