La programación fetal es fundamental para evitar posibles complicaciones durante el embarazo en caso de diabetes
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
Anteriormente las mujeres con diabetes que deseaban ser madres temían concebir su sueño por miedo a lo que pudiera ocurrirles a ellas y al bebé. Afortunadamente, gracias a los notables avances en las investigaciones y los novedosos tratamientos médicos, es posible gozar de un saludable embarazo con pocos riesgos para los bebés y sin complicaciones para las mamás. “Sin embargo, para que el mismo resulte exitoso es fundamental planearlo con anterioridad y efectuar todos los controles obstétricos necesarios”, aclara la Dra. María Cristina Faingold, Responsable Médico del Servicio de Endocrinología de la Unidad Asistencial Dr. César Milstein y Médica de Planta del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
Un buen control metabólico garantiza un embarazo saludable
– ¿Qué debe saber una mujer con diabetes que desea ser mamá?
– Lo más importante es programar el embarazo con el objetivo de disminuir los riesgos tanto para ella como para su hijo. La hiperglucemia materna y el efecto a largo plazo sobre la descendencia, que compromete tanto a las mujeres con diabetes tipo 1 como a las que tienen diabetes tipo 2, correlaciona con lo que se ha dado en llamar “programación fetal”. Este último punto, quizás uno de los de mayor relevancia en la actualidad, se relaciona directamente con la prevención.
– ¿Qué beneficios aporta programar el embarazo?
– Programar el embarazo en mujeres con diabetes tiene como meta reducir el riesgo de abortos espontáneos, malformaciones congénitas, así como también disminuir otras complicaciones materno-feto-neonatales.
El ejercicio ayuda a mejorar el control metabólico en las mamás con diabetes tipo 2 o gestacional
– ¿En qué casos se desaconseja el embarazo?
– Básicamente en situaciones en las que se presenten: enfermedad coronaria no revascularizada, insuficiencia renal (clearence de creatinina <50 ml/min o creatinina sérica >2 mg/dl), proteinuria masiva (>2 g/24 h), hipertensión arterial (>130/85 mmHg, que no mejore con la terapéutica medicamentosa) o retinopatía proliferativa que no responde a la panfotocoagulación o gastroenteropatía severa (náuseas, vómitos, diarrea).
Lo más importante es programar el embarazo para disminuir los riesgos tanto para la madre como para el bebé
– Cuando es posible, ¿qué complicaciones pueden presentarse?
– Las hipoglucemias son una de las principales complicaciones que las mujeres con diabetes no complicada presentan. Por su parte, las hipoglucemias severas ocurren en más del 40% de los embarazos y, según algunos autores, esta cifra alcanzaría al 70% de los mismos. La mayoría de las hipoglucemias severas ocurre durante la primera mitad de la gestación, especialmente entre las semanas 10 y 15, lo cual es resultado de distintos factores como: el mayor énfasis en el estricto control de la glucemia, la menor ingesta de alimentos relacionada a náuseas y vómitos, y la relativa mayor insulinosensibilidad de estas semanas en comparación con la segunda mitad del embarazo.
La cetoacidosis es una complicación aguda poco frecuente durante la gestación, pero grave y con una mortalidad fetal que varía entre el 20 y el 35%. El embarazo predispone a su aparición por distintos mecanismos: estado de inanición acelerada o aumento de las hormonas de contrarregulación que son las que generan la insulinorresistencia del segundo al tercer trimestre.
Restan mencionar otras complicaciones como: asociación con estados hipertensivos, deterioro de la función renal y/o de retinopatía preexistente, riesgo de preeclampsia (se asocia a hipertensión inducida durante el embarazo y a elevados niveles de proteína en la orina) o eclampsia (aparición de convulsiones o coma).
La embarazada deberá realizar cada control obstétrico y será el diabetólogo quien evaluará el control metabólico
– ¿Cómo se previenen dichas complicaciones?
– Las hipoglucemias y el riesgo de cetoacidosis se previenen a través de un estricto control metabólico mediante la optimización del tratamiento para lo cual se impone el monitoreo frecuente de los niveles de glucemia.
Las demás complicaciones pueden evitarse si se pesquisan precozmente; por lo tanto, la mujer debe ser controlada cada 15 días y semanalmente a partir de la semana 32. La frecuencia de los controles debe aumentarse si se detecta descontrol metabólico o se objetiva hipertensión arterial.
– ¿En qué consisten los controles médicos?
– En cada control obstétrico se determinará la tensión arterial; se controlarán el peso, la altura uterina y la frecuencia cardíaca fetal; se evaluarán la presencia de movimientos fetales, la ubicación fetal intrauterina y se descartará la existencia de edemas y várices en miembros inferiores. Será el diabetólogo quien evaluará el control metabólico. Asimismo, es fundamental concurrir al oftalmólogo para controlar el fondo de ojo, además de realizar los controles ecográficos solicitados por el médico.
Las hipoglucemias severas ocurren en más del 40% de los embarazos y, según algunos autores, esta cifra alcanzaría el 70%
– ¿Qué otros aspectos debe saber la futura mamá?
– La dieta es fundamental durante el embarazo. Es necesario controlar el aumento del peso materno y ajustar el valor calórico total según su progresión en forma personalizada. Para ello se recomienda no utilizar un VCT menor a 1.700 Kcal/día con el objetivo de evitar cetonuria (concentración de cuerpos cetónicos en la orina).
Por su parte, el ejercicio resulta especialmente útil para mejorar el control metabólico en las mamás con diabetes tipo 2 o gestacional.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.