Artículo que revisa los efectos de la actividad física en la salud de la piel y destaca la importancia de optimizar los regímenes de ejercicio para promover el bienestar dermatológico
Lugones Editorial©
La actividad física es fundamental para un estilo de vida saludable y tiene un impacto significativo en la salud de la piel al mejorar la circulación sanguínea, el metabolismo de las células de la piel, la regulación del estrés y la producción de compuestos antiinflamatorios.
Sin embargo, el ejercicio intenso o realizado sin medidas de protección pueden afectar negativamente a la piel, causando irritación, enrojecimiento e incluso aumentando el riesgo de cáncer cutáneo.
En esta revisión, Li et al. recopilan estudios sobre los efectos de la actividad física en la salud de la piel. Por un lado, la actividad física aporta beneficios al:
- Mejorar el flujo sanguíneo, aumentando el suministro de oxígeno y nutrientes.
- Incrementar la producción de endorfinas, lo que reduce el estrés y la inflamación.
- Optimizar el sueño, favoreciendo la reparación celular a través del aumento de la hormona del crecimiento humano.
No obstante, los autores destacan que, para maximizar los efectos de la actividad física (AF) en la piel, es fundamental considerar el tipo y la sensibilidad cutánea individual durante el ejercicio. Además, recomiendan usar protector solar, ropa de protección y efectuar una adecuada higiene después del ejercicio.

Mientras que el ejercicio moderado puede mejorar la salud de la piel, el ejercicio intenso o sin las medidas protectoras adecuadas pueden exacerbar los trastornos de la piel
Introducción
La piel no es solo una simple película protectora, sino también un reflejo visual de la salud del cuerpo. A su vez, puede resistir eficazmente la invasión de bacterias comensales y patógenas, y regular la temperatura corporal, entre otras funciones.
Sin embargo, factores como el envejecimiento, las enfermedades o el estilo de vida pueden alterar su normal funcionamiento.
Se sabe que la AF moderada contribuye positivamente a la salud, mientras que un estilo de vida sedentario es perjudicial. Además de beneficiar de diferentes maneras, la AF puede influir en la salud de la piel a través de varios mecanismos. Este último aspecto ha sido poco estudiado y es el objetivo que motivó a los autores a la realización del presente trabajo.

La piel no es solo una simple película protectora, sino también un reflejo visual de la salud del cuerpo
El papel de la actividad física en la salud de la piel
Actividad física y estrés oxidativo
La relación entre la AF y el estrés oxidativo es compleja. La producción de ROS aumenta durante la actividad física intensa o prolongada, pero el ejercicio moderado y regular parece beneficioso para la salud oxidativa y cutánea.
La AF inadecuada puede causar daño cutáneo. El ejercicio al aire libre expone la piel a radiación solar, afectando ADN, proteínas y lípidos directamente o mediante ROS. La piel desarrolla mecanismos de protección antioxidante, incluyendo síntesis epidérmica de moléculas antioxidantes, reparación de ADN y producción de enzimas que reciclan glutatión (GSH).

La actividad física excesiva o irregular puede inducir respuestas inflamatorias celulares y generar daño tisular debido al incremento del consumo de oxígeno, aumentando la formación de ROS
Por el contrario, la AF regular de intensidad moderada mitiga el estrés oxidativo a través de dos mecanismos principales:
- Aumentando la producción de antioxidantes como superóxido dismutasa (SOD) y glutatión, y elevando la resistencia celular frente a radicales libres.
- Mediante la inducción de enzimas antioxidantes y agentes antiinflamatorios en respuesta a bajas concentraciones de ROS.
Actividad física y circulación sanguínea
Durante el ejercicio, el corazón incrementa su frecuencia de contracción, lo que facilita la vasodilatación y aumenta el flujo sanguíneo en los músculos activos. La temperatura corporal elevada durante la AF provoca un aumento del flujo sanguíneo cutáneo (SkBF), esencial para la transferencia de calor metabólico hacia la piel.
A su vez, el ejercicio regular no solo incrementa el flujo sanguíneo cutáneo, sino que mejora la función vasodilatadora endotelial y favorece la hidratación de la piel, contribuyendo a una tez más saludable y a la microcirculación similar a la de adultos jóvenes en personas mayores que se ejercitan regularmente.

El ejercicio regular no solo incrementa el flujo sanguíneo cutáneo, sino que mejora la función vasodilatadora endotelial y favorece la hidratación de la piel
Actividad física y metabolismo de las células de la piel y envejecimiento
La AF mejora el metabolismo cutáneo. El ejercicio de resistencia mitiga cambios asociados con la edad mediante la inducción de IL-15, un regulador de la función mitocondrial. La activación de AMPK muscular modula la expresión de IL-15, y la ausencia de AMPK deteriora la estructura de la piel.
Además, la AF acelera el metabolismo de células basales epidérmicas, promoviendo la renovación celular. En adultos mayores, la AF quincenal durante 12 semanas adelgaza el estrato córneo engrosado por la edad, y en mujeres de mediana edad, ejercicios faciales regulares mejoran la apariencia y plenitud de la piel.
Actividad física y estrés
La AF regula niveles hormonales y el equilibrio del sistema endocrino. En mujeres, el ejercicio adecuado promueve la secreción de neurotransmisores como endorfinas y dopamina, reduciendo el estrés y restaurando niveles equilibrados de estrógeno y progesterona.
El estrés prolongado incrementa ACTH y cortisol, afectando la función inmunológica y predisponiendo a inflamaciones cutáneas. De esta manera, la AF contribuye a mantener el equilibrio endocrino, protegiendo indirectamente la salud de la piel.

La actividad física regula niveles hormonales y el equilibrio del sistema endocrino
Actividad física y función hidratante
La AF influye en la hidratación y la función de barrera cutánea. Una sesión única de alta intensidad puede aumentar temporalmente la hidratación del estrato córneo, pero prolongada disminuye sus niveles.
En cambio, la AF regular y sostenida mejora la estructura de la piel, incluyendo el grosor del estrato córneo y la hidratación, sin afectar significativamente la pérdida de agua transepidérmica (TEWL). La AF de resistencia también induce IL-5, promoviendo la biosíntesis mitocondrial y mejorando la estructura y función hidratante de la piel, además de favorecer la eficiencia del sueño.
Actividad física e inmunidad de la piel
La AF regula la respuesta inflamatoria y mantiene el equilibrio inmunológico cutáneo. La reducción de tejido adiposo por AF disminuye la inflamación y mejora la tolerancia al ejercicio, con impacto psicológico positivo.
El estrés psicológico afecta enfermedades cutáneas mediante la desregulación de los ejes HPA y simpático-adrenal, modulando la secreción de cortisol, ACTH y CRH. Queratinocitos y fibroblastos expresan receptores para estas hormonas y neurotransmisores, integrando mecanismos psiconeuroinmunológicos activos en dermatosis como psoriasis, dermatitis atópica, urticaria crónica, verrugas, alopecia y acné.

El ejercicio regula la respuesta inflamatoria y mantiene el equilibrio inmunológico cutáneo
Actividad física y enfermedades de la piel
Psoriasis
En personas con psoriasis, la AF moderada a vigorosa puede mejorar la inmunidad de la piel y actuar como medida preventiva para reducir el riesgo de brotes. Sin embargo, los ejercicios aeróbicos suelen ser mejor tolerados que los deportes de alto impacto, que pueden causar traumatismos cutáneos y exacerbar la formación de placas.
Los beneficios del ejercicio se relacionan parcialmente con la reducción de tejido adiposo y la disminución de adipoquinas y citoquinas proinflamatorias, como leptina, resistina, TNF-α e IL-6. La pérdida de peso asociada a la AF contribuye a la mejora de la gravedad de la psoriasis.

En personas con psoriasis, el ejercicio puede mejorar la inmunidad de la piel y actuar como medida preventiva para reducir el riesgo de brotes
Dermatitis atópica
La AF tiene efectos tanto positivos como negativos en la dermatitis atópica. Por un lado, beneficia el estado de ánimo y reduce el estrés, reconocidos desencadenantes de brotes y, por otro lado, la transpiración y la fricción pueden irritar la piel, induciendo picazón y bloqueo de los poros de sudor, lo que favorece inflamación localizada.
Para optimizar la salud cutánea, se recomienda ejercicio de bajo impacto, ropa que evite abrasión y limpieza e hidratación inmediatas tras la actividad física.
Hidradenitis supurativa
El hidradenitis supurativa afecta predominantemente pliegues cutáneos y se caracteriza por nódulos crónicos, abscesos, fístulas y cicatrices. La AF puede exacerbar los síntomas debido a fricción y sudor en estas regiones.
Se aconseja participar en actividades de bajo impacto, evitar ropa ajustada, mantener las áreas afectadas secas y utilizar lavados medicados para prevenir brotes y empeoramiento de la enfermedad.

Los dermatólogos deben comprender la interacción entre el ejercicio y las afecciones de la piel, y guiar las estrategias de tratamiento del paciente
Acné vulgar
El acné es una inflamación crónica que puede derivar en hiperpigmentación y cicatrices. Su patogénesis involucra mediadores inflamatorios, alteraciones de la queratinización, aumento de sebo y colonización por Cutibacterium acnes.
La AF puede influir de manera dual: la transpiración y el aumento de sebo pueden ocluir los poros y agravar las lesiones; la fricción de ropa o equipos puede irritar la piel. Sin embargo, estudios no han mostrado diferencias significativas en la gravedad del acné según la proximidad de la ducha luego del ejercicio, sugiriendo que la AF no necesariamente empeora el acné si se manejan adecuadamente la higiene y la fricción.

La transpiración y el aumento de sebo pueden ocluir los poros y agravar las lesiones del acné
Medidas preventivas para la salud de la piel durante la actividad física
Algunos aspectos que los dermatólogos deben dar a sus pacientes para preservar la salud de la piel durante la AF son:
- Aplicar protector solar con un FPS adecuado según intensidad y duración de la actividad y reaplicar según necesidad durante la exposición prolongada.
- Usar remeras de manga larga, pantalones y sombreros de ala ancha para cubrir áreas sensibles.
- Proteger los ojos y la piel circundante con anteojos de sol.
- Limpiar rápidamente la piel luego del ejercicio para eliminar sudor, suciedad y bacterias.

Higienizar rápidamente la piel luego del ejercicio para eliminar sudor, suciedad y bacterias
Conclusiones
La AF es un componente esencial de la salud integral, pero sus efectos sobre la piel son complejos y multifacéticos.
La práctica regular de AF puede mejorar la circulación sanguínea y el metabolismo de las células de la piel, fortalecer el sistema inmunológico cutáneo, optimizar la hidratación y reducir el estrés, además de inhibir el estrés oxidativo.
Por otro lado, la AF inadecuada, ya sea por intensidad excesiva, irregularidad o falta de medidas de protección, puede provocar irritación e inflamación de la piel, así como exacerbar afecciones dermatológicas como el acné, la hidradenitis supurativa, la psoriasis y la dermatitis atópica.
Asimismo, la falta de medidas preventivas durante la AF, especialmente la exposición a los rayos ultravioleta sin protección adecuada, aumenta el riesgo de daños cutáneos y empeora la salud de la piel.

Resumen de los autores de la relación entre la actividad física y la salud de la piel y las enfermedades de la piel
Piel y actividad física
FuenteLi F, Li S, Xie H. The effects of physical activity on skin health: a narrative review. Clin Cosmet Investig Dermatol. 2025;18:2189-2200.








