La psoriasis provoca enrojecimiento, escamas e irritación de la piel. Puede aparecer en hombres o mujeres indistintamente y a cualquier edad
Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial
La psoriasis se define como una enfermedad inflamatoria crónica de la piel y, ocasionalmente, de las articulaciones, que causa irritación y lesiones escamosas. Aunque puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluidas mucosas y uñas, es más frecuente en aquellos lugares donde la piel está muy cerca del plano óseo (codos, rodillas, cuero cabelludo, región sacra, etc.). Cabe aclarar que el proceso normal de recambio de las células de la capa superficial de la piel es de 28 días, en los pacientes con psoriasis este proceso está acelerado y lleva entre 3 y 4 días.
La psoriasis puede aparecer en hombres o mujeres indistintamente y a cualquier edad
¿Cómo se manifiesta?
La enfermedad puede tener una expresión muy variable: desde pequeñas placas que pueden pasar desapercibidas, hasta lesiones que afectan toda la superficie corporal. No es contagiosa y la padece aproximadamente el 2% de la población de Argentina. Suele aparecer entre los 15 y 35 años, aunque también incide en niños y personas mayores.
Habitualmente la psoriasis de las edades más precoces suele ser más grave, tener peor evolución y asociarse con mayor frecuencia a otras comorbilidades, especialmente la artritis psoriásica, que pueden padecer los pacientes hasta en un 30% de los casos.
El recambio de las células de la capa superficial de la piel es de 28 días, en los pacientes con psoriasis este proceso está acelerado, y lleva entre 3 y 4 días
¿Cuáles son sus causas?
Si bien no es hereditaria, hay una predisposición genética para padecerla, y un tercio de los afectados tiene familiares directos con psoriasis. Pero además de esta predisposición, existen otros factores desencadenantes:
- Infecciones bacterianas o virales, incluso faringitis estreptocócica e infecciones de las vías respiratorias altas.
- Aire seco o piel seca.
- Lesiones en la piel (cortaduras, quemaduras, picaduras de insectos y otras erupciones cutáneas).
- Algunos medicamentos (antipalúdicos, betabloqueadores y litio).
- Estrés.
- Sistema inmunitario debilitado (VIH/sida).
Es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel y, ocasionalmente, de las articulaciones, que causa irritación y lesiones escamosas
Su clasificación
- En placa: es la forma más común que produce lesiones secas, elevadas y enrojecidas en la piel (placas) cubiertas de escamas plateadas. Las placas provocan picazón o pueden ser dolorosas, y aparecen en cualquier parte del cuerpo. La piel que rodea las articulaciones suele agrietarse y sangrar.
- Del cuero cabelludo: aparecen zonas de color rojo, que pican, con escamas blancas o plateadas. Pueden notarse hojuelas de piel muerta en el cabello o en los hombros, especialmente después de rascar el cuero cabelludo. Las manchas con escamas, que quizás sangren al extraerlas, pueden extenderse más allá de la línea del cabello.
- En las uñas: afecta las uñas de las manos y los pies, y provoca hendiduras, crecimiento anormal y decoloración. Incluso pueden aflojarse y separarse del lecho ungueal (onicólisis). En casos graves pueden caerse.
- Guttata: es la psoriasis en gota; aparecen pequeñas manchas entre rojas y rosadas en la piel. Generalmente se relaciona con las infecciones por estreptococos, especialmente en niños.
- Inversa: a diferencia de la vulgar, se trata de lesiones sin escamas, localizadas en los pliegues de la piel como axilas, ingles o debajo de las mamas. Pueden fisurarse.
- Pustular: localizada a nivel de las palmas de las manos o en las plantas de los pies, se presenta con ampollas amarillas llenas de pus (pústulas) que están rodeadas de piel roja e irritada. Es una forma clínica severa, infrecuente, con compromiso del estado general del paciente y se aconseja su internación.
- Eritrodérmica: es el tipo menos común, pero muy severo. Puede cubrir todo el cuerpo con un sarpullido rojo que se descama, y que puede picar o arder intensamente. Suele acompañarse de fiebre, escalofríos y alteraciones hemodinámicas.
- Psoriásica: afecta principalmente las articulaciones periféricas, incluso la columna vertebral; causa dolor, rigidez e hinchazón.
La fototerapia es el tratamiento que emplea luz ultravioleta para tratar diferentes enfermedades cutáneas
Terapias disponibles
Durante siglos la psoriasis fue objeto de la atención de todo tipo de curas milagrosas por su rebeldía y cronicidad, con poco éxito. Fue a partir del siglo XX cuando se inició un lento, pero progresivo desarrollo terapéutico. La aparición de la fototerapia (tratamiento con luz ultravioleta, un pilar fundamental y necesario), el metotrexato, el etretinato, la acitretina y la ciclosporina supusieron el primer hito de esta nueva era.
Con estos tratamientos “clásicos” se logró pasar del uso exclusivo de cremas al sistémico: se asumía por primera vez que la psoriasis era algo más que “una simple afectación de la piel”. Estos fármacos, como todos, no estaban exentos de potenciales efectos adversos, lo que obligaba a su empleo de forma controlada o con constante farmacovigilancia. No obstante, aún son la piedra angular para el manejo de la psoriasis moderada-grave.
Sin embargo, en los primeros años del siglo XXI el tratamiento de la psoriasis experimentó una auténtica revolución porque se profundizó en el conocimiento fisiopatológico de la enfermedad y se desarrollaron los nuevos fármacos denominados biológicos: aquellos sintetizados mediante biotecnología, dirigidos hacia moléculas concretas, de forma específica. Su eficacia, muy superior a la de los “clásicos”, junto con su seguridad y comodidad de uso abrieron un nuevo horizonte.
Por lo tanto, gracias al nuevo enfoque integral de la psoriasis, la correcta utilización de los fármacos clásicos (que no perdieron su vigencia) y la aparición de los nuevos, la calidad de vida del paciente con psoriasis es indistinguible de aquel sin esta enfermedad.
Los biológicos han sido los fármacos que revolucionaron el tratamiento de la psoriasis
Guía para pacientes
- Modificar estilos de vida no saludables: evitar el alcohol, el tabaco y el estrés.
- Reducir los factores de riesgo asociados (cardiovascular, de sobrepeso, depresión).
- Tomar un baño diariamente, sin frotar con demasiada fuerza.
- Mantener la piel limpia y húmeda.
- La luz solar favorece que los síntomas desaparezcan (evitar las quemaduras solares).
- Implementar técnicas de relajación para prevenir el estrés.
Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.