Hipertensión y valores saludables 

Lugones Editorial

Hipertension-y-valores-saludables-4

La hipertensión afecta seriamente la calidad de vida de quien la padece. Para lograr valores saludables, el autocontrol, la dieta y los sanos hábitos son esenciales

Por la Lic. María Fernanda Cristoforetti, Editora de Lugones Editorial

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo viven 1.280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión arterial y la mayoría de ellos (cerca de dos tercios) vive en países de ingresos bajos y medianos. Asimismo, el 46% de los adultos hipertensos desconoce que padece esta afección, la cual se diagnostica y trata en menos de la mitad de las personas que la presentan (solo el 42%).

En Argentina, un tercio de la población adulta es hipertensa, aunque en mayores de 65 años esta proporción aumenta a dos de cada tres personas. En las décadas jóvenes, esta enfermedad es más común en hombres, mientras que en las últimas décadas de vida lo es en las mujeres. 

Casi la mitad de los hipertensos desconoce su condición, mientras que aquellos tratados y efectivamente controlados alcanza el 25%. Podría afirmarse que solo uno de cada cuatro pacientes hipertensos tiene su presión arterial adecuadamente controlada.

Los casos de hipertensión han aumentado fundamentalmente debido a un incremento del sobrepeso y la obesidad como resultado de inadecuados hábitos alimentarios. De este modo, se afirma que la hipertensión se asocia a la edad, a una predisposición genética y en un 70% de los casos a un aumento de peso. 

 

Hipertension-y-valores-saludables-3

Mejor que tratar la hipertensión es prevenirla y para ello es necesario controlarla periódicamente

¿De qué se trata?

Desde el punto de vista de la circulación, la hipertensión resulta de un desbalance entre el bombeo cardíaco y las arterias. En la gente normal (normotensa), existe una relación inversa entre ambos parámetros: cuando aumenta el bombeo cardíaco se relajan las arterias y la presión arterial se mantiene estable. A la inversa, cuando disminuye el bombeo, se contraen las arterias. En cambio, en el paciente hipertenso, las arterias se encuentran anormalmente contraídas como si el bombeo cardíaco estuviera bajo. 

En este sentido, el aumento persistente de la presión arterial afecta al corazón -que primero se torna musculoso (hipertrófico)- y finalmente se debilita y deriva en una insuficiencia cardíaca, con ahogos y edemas. Asimismo los riñones disminuyen de tamaño y reducen la capacidad de filtrar la sangre, resultando una insuficiencia renal que se detecta en los análisis de sangre y orina. Por su parte, las arterias se endurecen, se dilatan, se obstruyen y predisponen a la formación de coágulos que, si las ocluyen por completo, provocan un infarto cardíaco o cerebral según la arteria comprometida. En otras oportunidades, las pequeñas arterias del cerebro se rompen ocasionando una hemorragia cerebral.

Cabe señalar que la intensidad y las metas del tratamiento no solo dependen de los niveles de presión o colesterol sino del riesgo global. Para ello, se tiene en cuenta el estudio Framingham: un cuidadoso monitoreo de pacientes en los cuales se reconoció la existencia de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, así como la valiosa información sobre los efectos de estos riesgos.

De este modo, se concluye que la posibilidad de sufrir complicaciones cardíacas, renales y ataques cardiovasculares y cerebrales se encuentra en relación directa con la magnitud del aumento de la presión arterial, el tiempo que lleva aumentada y la coexistencia de otros factores de riesgo cardiovascular, como la edad, el tabaco, la diabetes, el aumento del colesterol LDL (“malo”), la disminución del colesterol HDL (“bueno”), la obesidad, el sedentarismo y una mala alimentación.

Dieta DASH

La sigla DASH deriva del inglés (Dietary Approaches to Stop Hipertension y se traduce como: Enfoques Dietéticos para Reducir la Hipertensión) y refiere al nombre de un estudio que demostró el efecto antihipertensivo de una alimentación rica en frutas y vegetales, productos lácteos descremados, granos, semillas y legumbres. Sería lo que también se conoce como “dieta mediterránea”. 

El paciente hipertenso debe saber que existen alimentos aconsejados (verduras, hortalizas, legumbres, quesos magros sin sal) y desaconsejados (aquellos que contienen sal, principalmente el pan y el queso, los embutidos, congelados, procesados, enlatados, alimentos de copetín, pizzas o medialunas) y armar un menú equilibrado que resulte verdaderamente saludable. Dado que la dieta DASH es rica en fibras, vitaminas antioxidantes, grasas poliinsaturadas, potasio, magnesio, calcio y nitritos (compuestos dilatadores de las arterias), además de reducir la presión arterial, es útil para prevenir enfermedades del corazón, osteoporosis, cáncer, diabetes y obesidad. 

Hipertension-y-valores-saludables-2

Se debe optar por verduras, hortalizas, legumbres y quesos magros sin sal y evitar los alimentos que contienen sal

Más cuidados

Además de una dieta sana y la práctica de actividad física periódica (previa consulta con un cardiólogo y un deportólogo), la hipertensión generalmente requiere tratamiento farmacológico. En la mayoría de los casos, se necesitan medicamentos para controlar adecuadamente la hipertensión y prevenir sus complicaciones. 

En varias oportunidades no alcanza solo con un fármaco y se requieren dos o tres, lo cual asusta al paciente. Afortunadamente, hoy en día existen comprimidos que incluyen dos o tres medicamentos para la hipertensión, mientras que otros combinan medicamentos para la hipertensión y el colesterol en una sola toma diaria, lo cual simplifica el tratamiento. Es importante que el paciente sepa que la toma de o los comprimidos debe ser diaria y a largo plazo, durante años y en la mayoría de los casos de por vida. La ecuación cierra perfectamente: tomando uno o dos comprimidos al día se evita un infarto o un ataque cerebral. 

Es importante destacar que cuanto antes se detecte y trate la hipertensión, menor será el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares en el futuro. Pero, obviamente, mejor que tratar la hipertensión es prevenirla y para ello es necesario medir periódicamente la presión arterial, realizar actividad física, mantener un peso adecuado, evitar el consumo de alimentos desaconsejados y limitar el consumo de sal. El tabaco se debe suprimir y el alcohol reducir. Con estas pautas claves, se lograrán saludables valores.

Autora: Lic. María Fernanda Cristoforetti. Derechos de reproducción: Sello Editorial Lugones®, Editorial Biotecnológica S.R.L. Se prohíbe la reproducción total o parcial de este artículo sin las autorizaciones de la autora y de la editorial. Obra registrada en la Dirección Nacional del Derecho de Autor, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la República Argentina. Ciudad de Buenos Aires, Argentina.